domingo, 29 de noviembre de 2009

Los olvidados y la energía


La pobreza es exclusión. Es sinónimo de estar excluido de la salud y la tecnología que aumentan la expectativa de vida y que empodera a los individuos. Una cuarta parte de la humanidad no tiene acceso a electricidad, una tecnología que ya existe desde hace 130 años. Buena parte de la pobreza rural (70% de la total del planeta) se agrava con la falta de acceso a combustibles como el propano forzando a la deforestación y, paulatinamente, la erosión de los suelos. De acuerdo a la ONU un punto que se debe tratar en la Cumbre de Copenhague es el acceso a fuentes de energía modernas, mermando significativamente su huella ecológica y mejorando su salud en general. El 79 por ciento de las 50 naciones más pobres no tiene acceso a la electricidad, a escala mundial son más de mil millones quinientas mil personas. Y la disparidad en el consumo global es otro tema indignante. La electricidad consumida en un día en toda África subsahariana –restando Sudáfrica- es como la de la ciudad de Nueva York. En países como Liberia, Chad y Ruanda 3 de cada 5 habitantes carecen de acceso a esta vital tecnología para el desarrollo. Dos mil millones quinientas mil personas se ven obligadas a utilizar madera y carbón como combustible. El debate de la crisis climática ha hecho énfasis en las fuentes de energía más modernas, lo que supone el riesgo de ignorar a estos billones de personas cuyas carencias aumentan su impacto ambiental enormemente. En naciones como China el gobierno central se ha encargado de proveer formas de energía moderna a sus poblaciones, en naciones pobres de Asia y África esta no es la situación. Sus gobiernos no cuentan con los recursos para propagar estas tecnologías. Los ambientalistas más radicales creerían que esto es una ventaja, ya que estas personas no contribuyen a aumentar las emisiones. Según cálculos de la ONU proveer de energía eléctrica a estas mil millones quinientas mil personas aumentaría las emisiones en 0.9 por ciento. La sustentabilidad ambiental no es posible sin que toda la humanidad tenga acceso a combustible, a la salud, la energía, al agua potable, a la comida y todos los demás avances tecnológicos que han mejorado la vida en buena parte del planeta desde el comienzo de la Revolución Industrial. Los pobres que no tienen acceso a combustibles para cocinar (como gas) terminan deforestando sus comunidades, erosionando el suelo e imposibilitándolos para generar comida para sí mismos.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Copenhague sigue viva


Estaba a punto de escribir un artículo en el que asumía el fracaso de la Cumbre climática de Copenhague y trataba de encontrar cuál sería el futuro sobre calentamiento global. Pensaba que era un derrotismo pragmático, porque más allá de la preocupación y la dificultad sigo seguro que se encontrará una solución, ya que simple y llanamente no hay otra opción. La visita de Obama a China había dejado mucho que desear. Era un encuentro necesario entre los que serán las dos potencias globales del siguiente siglo, ya por ello era un acercamiento valioso pero desilusionante. Ninguna de las dos naciones ponía metas de reducción de emisiones concretas, lo que finalmente impulsaría al resto del mundo hacia un acuerdo vinculante a escala global. Pero ha habido una vuelta de tuerca a la agenda climática. La Casa Blanca acaba de anunciar la asistencia de Barack Obama en la primera semana de las negociaciones en el país escandinavo y lo hará para anunciar metas concretas de reducción: 17% para 2020 con base a las emisiones de 2005, 30% para 2025, 42% para 2030 y 83% para mediados de siglo. China tampoco se ha quedado atrás, su Primer Ministro Wen Jiabao ha anunciado la meta de reducir las emisiones per cápita 45% para 2020 en base a los niveles de 2005. Este anuncio le ha dado un impulso a la condenada Cumbre y aunque no garantice que un pacto sea alcanzado es un compromiso medible de las dos principales potencias contaminantes del planeta. Obama tarde o temprano deberá pasar legislación sobre el tema, lo que se había paralizado ante la reforma a medicare y medicaid, el sistema de salud pública en Estados Unidos. Más allá de las dificultades hasta este momento la retórica de la reducción se había quedado hueca sin metas cuantificables. Copenhague sigue viva. Y aún es posible que se convierta en un evento histórico.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Ciencias genómicas: el futuro

El mexicano- norteamericano Juan Enriquez Cabot director del Harvard Business School Life Sciences Project se dedica a estudiar el impacto que las ciencias genómicas tendrán sobre la economía, la política y la sociedad. En esta plática explica lo logrado hasta ahora por el sector genómico, su sorprendente futuro y los alcances de esta revolución científica en ciernes. El video cuenta, como siempre, con subtítulos en español.


martes, 24 de noviembre de 2009

México y el aborto


No me gusta caer en las etiquetas ideológicas, por todos los flancos se generan perfiles políticos que plantean limitar la complejidad humana a una agrupación mínima de ideas y dogmas. Si eres de derecha eres mocho y sólo te interesan el bienestar de los ricos. Si eres de izquierda tu causa es la de los pobres y repudias el libre mercado. Soy de la opinión que en la realidad estas imposiciones son limitadas, en la práctica las ideologías pueden ser tan complejas como las personalidades humanas y limitan nuestra condición como seres que piensan y disciernen. La Tragedia creo que refleja una parte ínfima de aquella complejidad, desde esta trinchera he manifestado temas que me interesan y he externado opiniones que en el intolerante campo de las ideologías impuestas no podrían ser comprendidas por el simple hecho de contradecirse (y por ende no embonar en aquellos listados simétricos de dogmas). Ahora ha llegado la hora de abordar un tema que me genera tanto indignación como interés, un hecho que nos dará una radiografía de nuestras patologías colectivas como nación. Me parece muy grave que en el estado de Veracruz se haya penalizado el aborto con 4 años de cárcel a la mujer la segunda vez que lo intente. Esta ley sólo promoverá los abortos clandestinos y las más afectadas serán las mujeres más pobres. Lo más grave es que atenta en contra de la laicidad del Estado, uno de los logros políticos más grandes de la era moderna. Ahora hay 17 leyes antiaborto pendientes en igual números de estados, dónde las legislaturas están bajo control priista, un partido progresista que defiende a sindicatos corporativistas y autoritarios como el de Trabajadores Petroleros (y el PRD al SME y el PAN al SNTE, porque recordemos que aquí cada quién defiende a su vergüenza ajena). Pero dejando a un lado las contradicciones de nuestros lastres políticos, volvamos al espinoso tema del aborto. Más allá de mi opinión “progresista” entiendo y respeto la complejidad de la problemática. En Estados Unidos es uno de los factores de polarización social inagotable, que ha llegado a la violencia y en el que ambos lados tienen argumentos lúcidos a favor y en contra. Hace unos años me topé con una entrevista a Nat Hentoff un historiador y novelista de Boston que logró algo que en nuestra era dominada por la vulgaridad y el frenesí (que no nos deja tiempo para pensar, sólo para etiquetar) resulta increíble: ponerme en duda. El hombre planteaba su postura política: era liberal, creía en los derechos civiles para todas las minorías y en el Estado laico. Pero no estaba a favor del aborto, para él cuando un esperma fecunda a un óvulo comienza a gestarse un ser humano y detenerlo representa un asesinato. Fue una bocanada de aire fresco. Era contradictorio pero lúcido, era complejo, era humano. No era una postura prefabricada y simplista. La ética y la moral están condenadas a lo ambiguo y la ambigüedad siempre es el campo del enfrentamiento ideológico. La vida humana y su valor incuantificable también entran en esta esfera. Espero que estas leyes no prosperen y que la imposición estatal sea reemplazada por la libre voluntad humana. Pero también nos ayudará a comprobar algo que desde el altiplano del Distrito Federal es muy difícil de ver: la masa de tierra que nos rodea por todos los flancos es muy conservadora. Desde nuestra capital, un feudo de experimentos progresistas, de pronto perdemos contacto con la realidad del país que habitamos. Este tema de las leyes antiaborto nos encarará con eso y será sin lugar a duda una radiografía de nuestras patologías como país. Ojalá este artículo atípico promueva la duda y la reflexión, dos cualidades que escasean en estos días.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Terapia para los más pobres


La psicoterapia siempre se ha relacionado con la modernidad, el ocio y el estrés de la vida urbana orilla a los individuos a los traumas existencialistas más profundos. No por ello un ilustre neoyorkino neurótico, Woody Allen ha sido un paciente eterno de su psicólogo. Pero los traumas y las patologías no sólo se dan en la ciudad norteamericana cuyo ingreso per cápita anual oscilaba en los $50,919 dólares en 2008. Un reciente estudio ha demostrado algo que suena obvio pero que jamás se había considerado: los más pobres del planeta están expuestos a muchas más situaciones traumáticas y resulta igual de importante velar por su bienestar mental cómo patrimonial y alimentario. Frank Neuner un psicólogo de la Universidad de Bielefeld en Alemania ha ayudado a más de 14 mil refugiados ruandeses a tratar sus casos de síndrome de estrés postraumático, un trastorno psiquiátrico que se presenta en personas que han vivido experiencias traumáticas (en el que hay regresiones continuas al evento que detonó el síndrome, como una violación o un asesinato). Aplicando una terapia conocida como “exposición narrativa” Neuner ha logrado parar las pesadillas y la conducta violenta de estos refugiados, que han sido expuestos a las experiencias más traumáticas y violentas imaginables. Después de cuatro sesiones de una hora un niño de trece años ha logrado marcadas mejorías para asimilar la pesadilla que vivió: su mejor amiga fue violada y asesinada delante de él. Estudios como éste pueden resultar revolucionarios, ninguna agencia u organismo internacional considera el bienestar psicológico de los más pobres. Pero en los últimos 10 años diferentes proyectos han demostrado lo grave de esta omisión que jamás se ha incluido en los programas de salud destinados para los más desposeídos del planeta. Madres pobres que sufren de depresión postparto se han visto beneficiadas por el acceso a psicoterapeutas. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Liverpool demostró que este brote de depresión se da más en las zonas pobres del sur de Asia que en las naciones desarrolladas (en ciertas zonas el 30% de las madres sufren de este padecimiento, lo que es el doble de la media global). Las mujeres pobres con hijos malnutridos tienden a desesperarse y dejan de buscar alternativas nutritivas para los suyos. Todo esto está llevando a una misma conclusión: los individuos cuya existencia se basa en sobrevivir son más vulnerables a las patologías que sus contrapartes en los países ricos. La ONU, el Banco Mundial, el BID y el PNUD deberían tomar nota e integrar este importante pendiente a sus proyectos de salud.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Robótica: ¿Qué tan cerca estamos de Blade Runner?


Siempre he sido un acérrimo fanático del cine pero un género que en particular siempre me ha parecido difícil de abordar (y hacer que destaque) es la ciencia ficción. Hacer una buena película “sci-fi” es muy difícil, pero las grandes realizaciones están ahí y una de ellas es Blade Runner (1982). Este clásico emanado de la novela del oriundo de Chicago, Philip K. Dick, nos plantea un futuro en el que la tecnología ha logrado crear humanos llamados “Replicants”, personas que por ser obra de la ingeniería gozan de un estatus de “ciudadanos de segunda clase” (cualquier parecido con nuestra realidad es sólo mera coincidencia…). El logro de este clásico dirigido por Ridley Scott nos plantea una pregunta cuya respuesta nos es tan sencilla como aparenta: ¿Qué nos hace humanos? ¿Qué condición o características nos definen como este prodigioso ser que para buena parte de la humanidad es nada menos que la imagen y semejanza de Dios? Con sus “Replicants”, Blade Runner nos encara con un dilema que ya no se ve tan distante como en la década de los ochenta: la posibilidad de que los seres humanos generen formas de vida y de conciencia que pongan a debate nuestra condición como especie. El avance exponencial de la tecnología está acercando hacia nosotros lo que Philip K. Dick alguna vez concibió como una fantasía. Se calcula que para el 2013 una computadora tendrá una capacidad de procesar información mayor a la del cerebro humano, o que para el 2049 una computadora de mil dólares rebasará en capacidad de procesamiento de información la capacidad de toda nuestra raza (Did you know 2.0). Los campos de la robótica, la ingeniería genética y la inteligencia artificial están persiguiendo alcanzar lo que en aquellas disciplinas se concibe como uno de los importantes avances posibles, lograr crear seres con las capacidades motrices y mentales de un ser humano. Pero eso se escribe más fácil de lo que es llevarlo acabo. Reproducir las capacidades motrices y de raciocinio del hombre requiere de un mapeo que aún no hemos sacado: el del cerebro. El “mapa neuronal” continúa siendo un gran misterio y sus posibilidades igualan o exceden los del genoma humano. Descifrar como funciona nuestro cerebro resultará vital para comprender nuestras habilidades físicas, sobre todo con la cuestión de coordinar las intenciones con el movimiento en un ambiente complejo. De acuerdo a varios neurólogos esta sinfonía entre lo motriz y lo exterior es dirigida por nuestro cerebelo, el cual utiliza más de la mitad de la actividad neuronal. Esta épica tarea para la inteligencia artificial se ve minúscula ante el pendiente que tiene la robótica en reproducir fielmente la estructura del cuerpo humano (en el genoma se descubrió que hay más información genética para el diseño de éste que para todo el cerebro). El diseño del cerebro en el genoma prácticamente no ocupa espacio. Esto además de ser una ironía representa una gran oportunidad. El “mapa neuronal” continúa como un misterio pero de acuerdo a Ray Kurzweil, autor de cinco libros entre ellos The Singularity Is Near: When Humans Transcend Biology, no lo seguirá siendo por mucho tiempo. Kurzweil es un reconocido empresario de la computación (campo en el que llevó a cabo grandes innovaciones, como en software para reconocimiento de voz), que recientemente se ha dedicado a escribir libros sobre las posibilidades futuras del avance tecnológico (esto le ha dado el título nada despreciable de “futurólogo”). Aunque aquel título de Kurzweil lo hace ver más como el Oráculo de Delfos que como una persona común y corriente, su mérito reside en la lucidez de su argumento. La “ley de retornos acelerados”, desarrollada por Kurzweil, plantea que la cantidad de conocimiento científico (en cualquier área, desde la biología hasta las ciencias genómicas) se está duplicando aproximadamente cada 2 años. La “ley de retornos acelerados” está encontrando sustento en la realidad de los logros científicos, y todo parece indicar que acabará por descifrar el “mapa neuronal”. Por ejemplo sacar la secuencia del virus del VIH tomó 5 años a los científicos. Secuenciar un virus más reciente, el SARS, tomó sólo 31 días. La cantidad de información genética se ha duplicado año con año desde el comienzo del Human Genome Project en 1990 (y los costos han caído a la par: de diez dólares para identificar una secuencia de genes a sólo un centavo al día de hoy). El mapeo del genoma humano está abriendo aún más las posibilidades del avance científico, día con día se están descubriendo cómo nuestro código genético se expresa en las proteínas que regulan cada función biológica de nuestro cuerpo. Esta información está ayudando a reproducir fielmente el funcionamiento de cada sistema del cuerpo. Los modelos tridimensionales para escanear el cerebro y sus actividades han estado sujetos al mismo avance exponencial. Los sistemas más avanzados pueden detectar en tiempo real la comunicación entre neuronas. Esta información se está llevando a modelos y simulaciones de determinadas regiones del cerebro, la empresa IBM tiene ya desarrolladas 24 de éstas. La información de cómo se desarrolla la actividad regional del cerebro también se está duplicando año con año. Esta magnífica compilación de información, sin embargo, se queda chica ante la complejidad de nuestro órgano rector. El cerebro tiene aproximadamente unas 100 mil millones de neuronas, cada una miles de conexiones que a su vez contienen unos mil canales neuronales. Aunque su diseño en el genoma sea relativamente simple, el cerebro representa una complejidad casi infinita. Un cerebro maduro puede procesar miles de trillones de bytes según Kurzweil.

Todo nuestro diseño se encuentra en el genoma humano, que está compuesto por unas tres mil millones de secuencias, lo que equivale a unos 800 millones de bytes. Una secuencia llamada ALU se repite unas 300 mil veces (para que luego se nos tache de repetitivos). Quitando todas las repeticiones, todo nuestro genoma se puede comprimir de unos 30 a 100 millones de bytes, lo que lo hace más pequeño que el código para Microsoft Word. La mitad de esta información contiene el plano para nuestros cerebros. Al nacer un cerebro estándar puede procesar entre 15 y 50 millones de bytes, en esta etapa formativa el cerebelo comienza un proceso de aprendizaje que lo adecua para la vida adulta. Si el diseño del cerebro es tan simple, reproducirlo más allá de su complejidad operativa se convierte en una tarea no tan difícil. Y, de acuerdo con Kurzweil, si nos basamos en la “ley de retornos acelerados” (que hasta ahora se ha probado correcta, el avance científico exponencial no se ha detenido y por lo pronto parece que no lo hará) podemos esperar que en aproximadamente 20 años existirán modelos detallados y simulaciones de la mayoría del cerebro. Una vez que alcancemos esto habremos descifrado aquel “mapa neuronal”, lo que nos permitirá ajustar sus simulaciones a computadores y máquinas (que finalmente eso es un robot). Para finales del 2020 existirán simulaciones que rebasarán con creces la inteligencia humana, lo que nos llevará a un debate sobre nuestro entendimiento de la condición humana, de los derechos básicos y las consecuencias que esto tendrá sobre nuestra especie. Para el 2029 se estima que existirá la tecnología para reproducir fielmente a un ser humano desde lo mecánico hasta lo mental. Y la “ley de retornos acelerados” no se detiene ahí, la nanorobótica podrá construir modelos exquisitamente complejos, que podrán ser introducidos al cuerpo humano para mantenerlo sano. Esta fusión que nos llevará a trastocar nuestra condición biológica ha sido bautizada por Kurzweil como “la singularidad” (the singularity) ¿Qué tan cerca estamos de Blade Runner? La respuesta es sorprendente: a unos treinta años.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Un capitalismo... creativo


Déjenme comenzar con una idea con la que mucho de ustedes no coincidirán. El mundo está mejorando. Estas fueron las palabras de Bill Gates en Foro Mundial de Davos en 2008. Las palabras de este empresario y mayor altruista del planeta (su fundación The Bill & Melinda Gates Foundation ha donado hasta la fecha $37.6 billones de dólares a escala mundial) merecen recordarse, sobretodo lo que planteó del capitalismo en su estado actual. Es cierto, nos enfrentamos a una crisis de la envergadura del primer cambio climático generado por la raza humana y a un colapso económico global, pero a su vez (y cómo recalcó el fundador de Microsoft) hemos duplicado la esperanza de vida en todo el planeta en los últimos cien años. Las condiciones políticas de prácticamente todas las minorías han mejorado con respecto al pasado, las libertades democráticas, económicas y civiles han tenido enormes avances. Con la revolución informática-digital hemos generado la mayor cantidad de riqueza en nuestra historia. De acuerdo con el economista de la Universidad de Columbia Jeffrey Sachs, el Producto Bruto Mundial creció 49 veces en los últimos 180 años y en el año 1820 todas las regiones del mundo eran pobres a estándares actuales. A las palabras de Gates no les hace falta sustento: aunque nos enfrentamos a enormes retos, hemos logrado avances incalculables (ir al artículo Contra el cliché apocalíptico). Aquellos avances han sido impulsados por logros en el terreno de la salud, de la informática y en las ciencias duras. Éstas han propiciado las condiciones para que los individuos generen por sí solos cantidades enormes de capital y así mejorar su calidad de vida a una escala nunca antes concebible. Sin embargo estos logros reales chocan con nuestros pendientes: El mundo está mejorando, pero no lo está haciendo lo suficientemente rápido y no está beneficiando a todos. Los grandes avances que hemos alcanzado muchas veces palidecen ante la desigualdad en el mundo. Los que menos necesitan se benefician más, mientras que los más necesitados son omitidos –en especial los mil millones de seres humanos que viven en pobreza extrema. Ahora hay mil millones de seres humanos que padecen malnutrición, que no tienen acceso a agua potable, electricidad, las cosas que menospreciamos en nuestra vida diaria. Enfermedades que matan a más de un millón al año reciben menos atención de las farmacéuticas que la investigación para la calvicie. Estas personas son ignoradas por la globalización y además serán los más afectados de sus externalidades. El cambio climático afectará más a los seres humanos que menos contribuyeron para causarlo (ir al artículo Pobreza y Cambio Climático). ¿Por qué existe esta relación viciada entre las necesidades humanas y nuestro desarrollo económico, en el que los que ya tienen reciben más y los que no menos? Gates nos da un lúcido argumento: los incentivos de mercado en nuestro sistema capitalista no detectan ni benefician a los más necesitados. Los avances tecnológicos, científicos y de salud que han cambiado la vida en el planeta no llegan por inercia de los mercados a los más pobres y excluidos. Debemos encontrar entonces una forma para que los avances tecnológicos capitalistas lleguen a donde más se les necesitan. Requerimos de un sistema que lleve la innovación tecnológica a donde es más necesitada basándose en un sistema de incentivos capitalitas. Tal sistema, de acuerdo con el empresario, debe girar en torno a dos ejes: primero, debe perseguir la generación de riqueza. Y segundo, esa acumulación de riqueza inherente al sistema capitalista, deberá ofrecer los incentivos para ayudar a los que no son detectados por los mercados. Gates habla de la necesidad de establecer un nuevo incentivo de mercado para garantizar esta inercial ayuda a los más pobres que nos plantea, el reconocimiento: [El reconocimiento] puede posicionar a cualquier empresa ante sus consumidores. Es un incentivo de mercado que premia el altruismo. En los mercados donde no se pueden generar beneficios, el reconocimiento puede ser el incentivo que promueva la inversión.

Gates bautizó este sistema capitalismo creativo, en el que los gobiernos, los grandes consorcios empresariales y las organizaciones no gubernamentales coordinan esfuerzos para llevar los mercados a donde más se les necesitan. El reconocimiento puede ser el incentivo que promueva estas acciones que sus contrapartes financieras no generan. Un argumento interesante que dio fue que varias veces los mercados no se generan en determinados lugares no por tener demanda suficiente, sino porque no se han analizado previamente la capacidad y limites de consumo en ellos. En una ocasión la Organización Mundial de la Salud (OMS) mandó fabricar una vacuna para la meningitis para África. Pero antes de hacerlo llevó acabo estudios para averiguar la cantidad que los africanos podían pagar por la vacuna, que resultó ser 50 centavos de dólar por cada una. La OMS promovió que varias farmacéuticas intentarán fabricar la vacuna por debajo de ese precio. Así el Serum Institute en la India logró sacarla a 40 centavos. La compañía acordó proveer 250 millones de dosis a sistemas de salud pública durante los siguientes diez años. Los derechos intelectuales y las patentes también pueden operar como sistemas de incentivos para hacer ganancias y a la vez ayudar. Una empresa Holandesa mantiene su patente de una vacuna para el cólera en el primer mundo pero la comparte en naciones subdesarrolladas (lo que hace que su vacuna en cueste menos de un dólar en Vietnam por ejemplo). Muchas industrias podrían encontrar beneficios con est sistema para ofrecer medicamentos y tecnología en países pobres. Una parte vital de este capitalismo creativo es la acción de los gobiernos, que asignan recursos a la investigación científica y al desarrollo tecnológico, proveen de seguridad social y sostienen los sistemas de educación pública. También es importante que generen incentivos de mercado para beneficiar a los más pobres. En Estados Unidos una ley aprobada en el 2007 premia a las farmacéuticas que desarrollan curas para enfermedades del subdesarrollo (como la tuberculosis o malaria) agilizando la salida al mercado de tratamientos para enfermedades del primer mundo (colesterol, diabetes). Una parte integral del capitalismo creativo es empoderar a los más pobres del planeta dándoles acceso a los mercados del primer mundo; por lo que subsidios agrícolas y las prácticas de dumping de la UE, Estados Unidos y Japón deben terminar. Este fue el planteamiento que Bill Gates hizo en el Foro Económico Mundial 2008. Rescato estas ideas de nuestro culto a la inmediatez porque me parece indudable la lucidez del argumento: podemos construir un nuevo capitalismo, uno que continué con la vital generación de riqueza inherente a su naturaleza pero que a su vez genere los incentivos para acabar la pobreza y promover el desarrollo; un capitalismo creativo, más humano y altruista. Es sin lugar a duda uno de los momentos más impactantes de nuestra historia. Los retos son enormes pero también las oportunidades.

*Las cursivas son las palabras de Gates en el Foro de Davos, para los que quieran aunar más en el tema les anexo el video original de la ponencia:



martes, 17 de noviembre de 2009

Las lecciones del Dust Bowl


Las uvas de la ira es un clásico de John Steinbeck que cuenta la historia de una familia forzada a exiliarse de su natal Oklahoma por la crisis económica, sumada a una brutal sequía que azotó la zona en la década de los treinta. La familia Joad se embarca en una odisea para encontrar tierra y con ello recuperar su orgullo y sustento. Este Premio Nobel de literatura de 1962 nos dejó un documento invaluable del Estados Unidos agrícola tras el colapso económico de 1929, retratando el drama humano y la búsqueda de dignidad de sus víctimas. Pero también nos advierte sobre la gravedad de un colapso ambiental, dejándonos importantes lecciones que en estos momentos son de enorme importancia. Lo que inspiró a Steinbeck a escribir este clásico fue el periodo conocido como el Dust Bowl, cuando una sequía prolongada se sumó a las prácticas agrícolas no sustentables en Oklahoma. La falta de rotación de cultivos terminó por erosionar los suelos, el arado a gran escala sin periodos de recuperación mató a los pastizales que mantenían la tierra húmeda y en su sitio. La sequía detonó un proceso de desertificación, convirtiendo la tierra fértil en polvo. El resultado fueron tormentas de arena masivas que afectaron 400 mil kilómetros de superficie alcanzando los estados de Texas, Nuevo México, Kansas y Colorado. El desastre se prolongó una década, para 1940 dos y medio millones de estadounidenses habían migrado huyendo de las condiciones climáticas adversas que afectaban los estados de las planicies norteamericanas. Las consecuencias del desastre se prolongaron y aún se le atribuyen migraciones masivas al interior de EEUU hasta 1970. En su clímax las tormentas del Dust Bowl alcanzaron más de 40 millones de hectáreas afectando sembradíos desde Texas hasta Canadá. Ahora aquél periodo de la historia se recuerda como el peor desastre ambiental del siglo XX. Pero lo que debe llamar más nuestra atención no es la envergadura de la catástrofe sino la repuesta gubernamental que dejó pautas que en este momento nos pueden guiar e inspirar. Cuando la administración de Franklin Delano Roosevelt comenzó en 1933 la economía se había colapsado, el desempleo aquejaba a una cuarta parte de la población económicamente del país y el Dust Bowl estaba condenando al desamparo a todo el sector agrícola de la costa oeste de EEUU. Ante este panorama el Presidente de EEUU promulgo el New Deal, 100 días de reformas estructurales encaminadas a recuperar el empleo, rescatar a la economía, activar programas antipobreza y reformar el sector financiero. Pero el rescate ambiental no fue excluido de los amplios alcances del New Deal. Para contrarrestar el desastre ambiental en las planicies de EEUU se creó el Soil Conservation Service al interior del Departamento de Agricultura, su misión era garantizar la conservación de los suelos y promover la recuperación ambiental. El gobierno compró ganado en condados devastados por entre $14 y $20 dólares por cabeza. Los animales que aún tenían posibilidades de sobrevivir fueron canalizados a familias necesitadas. La mitad fueron sacrificados pero a la larga muchas familias evitaron la bancarrota gracias al programa. Los Civilian Conservation Corps fue un grupo civil creado por el New Deal para dar trabajo a jóvenes desempleados. Roosevelt les ordenó que plantasen un cordón de 200 millones de árboles desde Canadá hasta Texas, la idea era que la reforestación ayudaría a frenar las tormentas de arena como una barrera natural, recuperando la calidad del suelo filtrando agua y restaurando nutrientes. El gobierno promovió programas de educación a los agricultores para que aprendiesen a rotar cultivos y a adoptar técnicas antierosión. Para 1938 la medida logró disminuir las tormentas de arena en un 65% (aunque la sequía se prolongó hasta 1939). Lo que el Dust Bowl nos demostró es que la acción gubernamental contundente puede aminorar y revertir las consecuencias de un quebranto ambiental. Por ello no podemos aceptar la pasividad de nuestros gobiernos ante el cambio climático.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Aprendiendo de la ingeniería biológica

El biólogo de la Universidad de Berkeley Robert Full expone para ted.com con sede en Oxford Inglaterra un tema fascinante: cómo los insectos y los gecos están inspirando nuevos diseños de movilidad robótica. La información recabada de estas especies podría posibilitar una exploración profunda de la sinuosa y accidentada superficie de Marte. También demuestra que la ingeniería y el diseño más estilizado, complejo y funcional provienen de la selección natural, por lo que debemos conservar su diversidad para poder comprender sus secretos. El video cuenta con subtítulos en español.



sábado, 14 de noviembre de 2009

Berlin 1989: Las tragedias detrás de la caída


Se cumplen 20 años de la caída de uno de los modelos totalitarios más importantes, brutales y opresivos de la historia de la humanidad. De acuerdo a la CIA para 1989 290 millones 938 mil 469 personas vivían en el bloque socialista de la Unión Soviética. El primer gran golpe detrás de la cortina de hierro lo atestó Polonia 9 años antes cuando el movimiento obrero Solidarność (Solidaridad) se formó como el primer sindicato independiente del control central de Moscú (que alcanzó los 9 millones de agremiados para 81) y logró llevar a Lech Wałęsa a la presidencia en 1980. De ahí en adelante la llegada de Mikhail Gorvachev al poder en Moscú en 1985 predecía cambios profundos, pero no sé si el mundo esperaba las imágenes que llegaban desde la frontera de aquella capital alemana dividida 4 años después. El mundo cambió, muchas generaciones se perdieron y otras se salvaron tras la caída. Y más allá de las cifras masivas y los eventos históricos lo que a veces resulta difícil comprender es lo que fueron las vidas de los individuos detrás de la cortina de hierro, aquellos que vivieron el régimen en carne propia. En su último número The Economist explica con una enorme lucidez aquella faceta incuantificable de la URRSS, aquella que le concierne a la tragedia humana y a la pérdida personal, que no se mide en los logros económicos y en el avance de las libertades democráticas:

El logro, aún parcial de la caída, es el de la recuperación del espíritu público, la confianza, la decencia y la gentileza. Los regímenes comunistas imponían elecciones morales horribles a sus ciudadanos: denuncia a tu colega o tu hijo jamás entrará a la universidad. Era un sistema que predicaba el altruismo pero inculcaba el egoísmo más profundo. Las estadísticas no pueden representar 50 años de mentiras y terror (The Economist, noviembre 7 de 2009).

Esta explicación me remitió por una inercia inevitable a una gran película que retrata eso que la estadística no puede representar, La vida de los otros (Das Leben der Anderen); una realización alemana que nos demuestra cómo detrás de la cortina de hierro terminó por forjarse –escudado en la peligrosa falacia utópica- un sistema depredador de la condición humana donde la compasión y la solidaridad fueron reemplazados por un hoyo negro de fría burocracia y opresión. La premisa de La vida de los otros es tan escalofriante como desesperanzadora: ¿Qué lugar tiene la decencia humana en tiempos de infamia y autoritarismo? El director Florian Henckel von Donnersmarck nació en 1973 en la República Democrática Alemana, lo que lo vuelve testigo directo del régimen no un idealista distante. La película comienza en 1984 (cualquier similitud con Orwell y su icónica obra crítica al Estalinismo parece mera coincidencia) cuando un exitoso escritor de obras de teatro Georg Dreyman –interpretado por Sebastian Koch- conoce a un alto funcionario del régimen alemán - Thomas Thieme-. Éste asigna al Capitán Gerd Wiesler - Ulrich Mühe- de la Stasi, la policía secreta, para espiarlo y encontrar cualquier acusación para encarcelarlo. La motivación detrás de las instrucciones es el deseo del alto funcionario por Christa-Maria Sieland -Martina Gedeck- la pareja de Dreyman. Desde el comienzo del plan los superiores de Wiesler le explican que de su éxito depende su progreso al interior de la Stasi. Todo esto sustentado en aquella lógica viciada de aquél desaparecido sistema: tu progreso depende de que destruyas la vida de tu prójimo. El hombre de la Stasi se dispone a espiar al escritor instalando micrófonos en su apartamento, amenazando a una vecina que atestigua la acción con bloquear la entrada de su hija a la universidad si revela algo. Según avanza la historia Wiesler comienza a darse cuenta lo errado e infame que es el sistema al que dedico su vida. Él está sólo, recurriendo a prostitutas como una cura momentánea para su desamparo mientras que Dreyman y Christa-Maria se aman con locura. La vida de los otros es una obra de arte que refleja aquél drama humano que se vivió detrás de la cortina de hierro. Es una historia inteligente y desgarradora, permeada de melancolía y tristeza que hace tributo a esos buenos seres humanos que perdimos en esas décadas de mentiras y terror.



viernes, 13 de noviembre de 2009

Ciencia y tecnología para prevenir pandemias


Este artículo es una continuación del titulado Entendiendo de nuevo a la influenza.

Existen dos ámbitos de la ciencia que exploraremos para prevenir la amenaza pandémica: primero la posible aceleración en la fabricación de vacunas y segundo los sistemas de monitoreo que nos mantengan al tanto de las áreas del planeta con patógenos potencialmente pandémicos e individuos infectados, fortaleciendo los controles sobre las transfusiones sanguíneas y las pruebas de diagnóstico en esos lugares. Los dos ámbitos apuestan por dos soluciones muy diferentes: la prevención sobre el atender la pandemia ya propagada o la prevención.

Vacunas

El surgimiento del SARS y la gripe aviar ambas en 2003 reforzaron la necesidad de mejorar técnicas de incubación y de manufactura de nuevas vacunas. Un ejemplo son las vacunas genómicas, basadas en el ADN de los individuos. Se crecen en células en vez de huevos, lo que acelera considerablemente el proceso. Laboratorios privados de Estados Unidos han probado en fase inicial una vacuna genómica contra la influenza y sus cepas que es segura y que se puede acelerar su producción con relativa facilidad. Investigadores han publicado el perfeccionamiento de un proceso para fabricar anticuerpos que atacan enfermedades como la gripe aviar (sciam.com). Es la primera vez que se logran fabricar con rapidez proteínas que acaban con organismos patógenos. Con este avance se podría fabricar a gran escala los anticuerpos encontrados en ciertas personas para detener una potencial pandemia al mes de su surgimiento. Hasta este logro este proceso tardaba unos tres meses en producir la suficiente cantidad de defensas para una población grande, ya que producimos naturalmente pequeñas cantidades de anticuerpos para combatir infecciones.

Esta innovadora técnica extrae defensas de las células B, glóbulos blancos que las producen y las transportan hasta la enfermedad. De ahí se replican estas muestras en laboratorios para luego inyectarse a individuos enfermos cuyos sistemas inmunológicos no reconocen a la infección. Dependiendo de la cantidad de defensas extraídas y si el individuo en algún momento se vacunó o no con la enfermedad (una vacuna contiene una versión anterior más débil del virus) se puede fortalecer su efectividad. En etapa inicial los virus tenían tiempo para adaptarse a los anticuerpos antes que los científicos lograrán reproducirlas a gran escala. Hoy en día es posible modificar genéticamente a los anticuerpos para que contengan mayor cantidad de proteínas para combatir al virus, lo que nos ayuda a llevarle un paso adelante a la selección natural. Las células utilizadas son las primeras a las que recurre el cuerpo para defenderse, por lo tanto viven por poco tiempo.

Investigadores suizos fabricaron anticuerpos de un tipo de células B que guardan defensas de vacunas y virus derrotados anteriormente que se quedan en nuestra sangre a perpetuidad. La selección natural es tan impactante y de tan amplio alcance que ha dotado a nuestros cuerpos con una memoria para combatir enfermedades. Focalizar este tipo específico de células ayuda a solucionar el problema del corto tiempo para localizarles y cultivarlas. El reto es encontrar este tipo de células que llega a presentarse una en mil. Extraerlas y localizarlas rápidamente debe ser una prioridad en el mejoramiento del proceso. Y es algo que la inversión pública gubernamental no debería ignorar. Sería una negligencia que podríamos lamentar profundamente en un futuro.

Monitoreo

Si algo nos ayudará a detener la próxima gran pandemia será el monitoreo. Focalizar rápidamente las enfermedades potencialmente pandémicas puede ser la diferencia entre aislarlas o permitir su propagación global. Y las tecnologías de comunicación actuales nos permiten compartir y propagar cualquier cantidad de información en tiempo real lo que hace posible consolidar un sistema de vigilancia para enfermedades eficiente.

Más de la mitad de las enfermedades que nos afligen provienen originalmente de otros animales. El flujo humano en el planeta en este sentido es un arma de doble filo: un libre tráfico de factores de producción rápido –incluyendo seres humanos- es reflejo de una era más acaudalada y tecnológica; pero también establece la posibilidad de propagar una pandemia sobre buena parte de la población mundial igual de rápido que nos transportamos. Los números de la influenza en el comienzo de esta investigación son prueba irrefutable del potencial de una futura catástrofe epidemiológica. El VIH se pasó en principios de personas a personas, otros padecimientos se pasan de animales salvajes a domésticos como la gripe aviar y ciertas cepas de influenza. Si más del 50 por ciento de las enfermedades provienen de animales resulta necesario afinar sistemas de seguimiento en naciones que concentren gran cantidad de biodiversidad como las naciones del África subsahariana, Brasil, Indonesia y todas las naciones cuyos territorios se encuentran en los trópicos (México está en este grupo). Cazar primates para su consumo aumenta la posibilidad que distintos organismos patógenos se adapten a nuestra especie. El VIH-SIDA inició de esta forma, desplazándose de monos a los chimpancés y de ahí a nosotros. Esto se debe al parentesco. Es más difícil que se nos pase un virus de una res o de un pescado por que están emparentados con nosotros muy lejanamente.

El Global Viral Forecasting Initiative es un proyecto de científicos de diferentes universidades apoyados por Google y National Geographic para monitorear la aparición de patógenos en África, compartiendo información y dándole un seguimiento a su desarrollo por medio de la tecnología de google maps. En 2004 el proyecto descubrió una enfermedad llamada simian foamy virus (SFV), una nueva variante de los retrovirus a los que pertenece el VIH y que ataca a gorilas y mandriles (cada especie con su respectiva variante genética del padecimiento). Se han encontrado 3 tipos del SFV y todos han logrado pasarse a las personas. El consumo de estos animales por parte de los humanos fue el detonante para este brinco entre especies.

Otro descubrimiento de este proyecto fueron los HLTV conocidos en inglés como human T lymphotropic viruses, que atacan células inmunológicas llamadas linfotropicos tipo T. Una variante de esta enfermedad el HTLV-3 proviene del virus que afecta a primates el STLV-3. Estos padecimientos aún no enferman a personas. Pero siendo padecimientos que atacan el sistema inmunológico como el VIH debe ser monitoreado diariamente. Epidemiólogos, biólogos y personal médico están involucrados con monitorear y aplicar pruebas de sangre a las poblaciones y los animales con los que conviven. Por ahora hay 100 representantes en Camerún, China, Congo, Malasia, Laos y Madagascar.

Con este sistema se pueden localizar las causas de las enfermedades, si es posible que se contagien entre personas y si se está propagando prestando especial atención a que no llegue a zonas densamente pobladas. Pero para monitorear a buena parte de las áreas potenciales para dar origen a una nueva pandemia se necesitará de una gran cantidad de personas, que apliquen diagnósticos, estudien la fauna local y den seguimiento a los patógenos. En este sentido resulta prioritario documentar las distintas formas de transmisión de las enfermedades para tomar las medidas necesarias.

HealthMap es otro importante esfuerzo de la comunidad científica que monitorean diariamente en todo el mundo. La tecnología utilizada detrás del proyecto puede ayudar a detectar patrones de enfermedad en distintas naciones al momento que se localizan. La OMS requerirá de un sistema de monitoreo global que detecte a la potencial pandemia del futuro asegurándose de que jamás ocurra. El GFVI necesita $10 millones de dólares anuales para su operación. Pero cualquier costo lo vale. México, el principal foco de esta influenza A(H1N1), no contribuirá mucho con ningún sistema de detección y todo se reduce al peligroso rechazo que nuestro sistema político, clase política y sector privado tienen hacia la investigación e innovación científica.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Entendiendo de nuevo a la influenza

We are accidents waiting, waiting to happen- Radiohead

Desde el 6 de noviembre pasado se han presentado 5 mil 464 nuevos casos de contagios del virus de la influenza A(H1N1) y 54 fallecimientos en nuestro país. Cuando esta nueva cepa apareció en mayo de este año ya se sabía que habría un nuevo pico de infecciones según se aproximaba el invierno. Por ello he decidido sacar de las bóvedas del olvido extractos de una investigación que realicé sobre la influenza, espero que les resulte información valiosa para entender esta crisis de salud, sus orígenes y sus posibles alcances. La influenza ha existido desde el surgimiento de nuestra especie. En temporada aparece y reaparece modificando su estructura genética. Con estos cambios es posible que surjan cepas de la enfermedad para los que no tenemos defensas, lo que la convierte en una pandemia en ciernes. De acuerdo a Nathan Wolfe, un profesor de biología humana en la Universidad de Stanford y director del Global Viral Forecasting Initiative, existen 5 etapas para los patógenos que se transfieren de animales a humanos:

1. La enfermedad se presenta sólo en animales.

2. Para la segunda etapa se puede transmitir a un ser humano exclusivamente por el animal portador.

3. Los patógenos se siguen transmitiendo de animales a personas, sin embargo ya se puede pasar entre miembros de nuestra especie sin mantenerse vivos mucho tiempo.

4. Una vez que la enfermedad entra en la etapa cuatro puede transferirse entre humanos regularmente.

5. Para esta última fase la enfermedad se convierte en una enfermedad exclusiva a nuestra especie, caso que ocurrió con la cepa A(H1N1).

Enfermedades que alcanzan las últimas dos etapas tienen el potencial de convertirse en pandemias a gran escala. La influenza común es muy contagiosa y en temporada mata a miles en todo el mundo, en Estados Unidos a unas 30 mil personas al año. Otra característica preocupante es su capacidad constante para mutar. Cuando el virus infecta una célula puede cambiar su información genética con extraordinaria facilidad, detonando cambios al azar conocidos como mutaciones. Éstas no tienen nada que ver con la evolución de las especies que son cambios no accidentales que buscan adaptar a los organismos a nuevas condiciones de sus ambientes. Si un humano es infectado por dos cepas de influenza es muy viable que intercambien genes en su interior. Las mutaciones fundamentalmente son retrocesos que debilitan a los individuos. Pero ante un patógeno como la influenza, que cambia muy seguido y en cantidades masivas, alguna mutación puede volverla imparable para nuestros sistemas inmunológicos. Y el resultado es una pandemia en potencia. La última pandemia mundial de influenza fue en 1968 cuando la enfermedad mató a aproximadamente un millón de personas. A(H1N1) tiene varias características que la vuelven preocupante, lo que no quiere decir que no sea tratable. A diferencia de la influenza común esta cepa ataca a individuos jóvenes y sanos. Entre 1918 y 1919 una pandemia de influenza conocida como la gripe española, cuyo primer caso registrado fue en Kansas, mató entre 50 y 100 millones de personas. Utilizando datos de esa pandemia un estudio publicado en The Lancet estimó que una cepa igual de mortal podría matar hoy a 62 millones de personas, 96% de ellas en países subdesarrollados. Como podemos ver existen suficientes fundamentos históricos para temer y tomar con seriedad cualquier brote de influenza. Las mutaciones más peligrosas son aquellas que le permiten al virus brincar de una especie a otra, para luego adaptarse a las condiciones que le presenta su nuevo receptor. El VIH-SIDA por ejemplo era un patógeno benigno en los chimpancés que luego pasó a nuestra especie para convertirse en una pandemia masiva. De acuerdo al reporte UNAIDS del 2008 30.8 millones de adultos y dos millones de niños estaban infectados de VIH para el 2007. En la actualidad enfrentamos tres pandemias cuyo impacto varía por región: una de malaria, tuberculosis y VIH-SIDA.

Lo que ocurrió en nuestro país es que una cepa de influenza que era sólo transmisible de los cerdos, mutó para contagiarse entre humanos con la facilidad que caracteriza originalmente a la enfermedad. Si el virus se propaga cada vez más tarde o temprano mutará una cepa más contagiosa y mortífera. La facilidad histórica de esta enfermedad para mutar es la prueba. Hay que aclarar que la cepa A(H1N1) es vulnerable a tratamientos existentes, el Tamiflu y el Relenza; dos medicamentos que pueden desactivar la proteína que le permite al virus reproducirse con las células del receptor. Estas son excelentes noticias que demuestran que esta no es la nueva cepa de influenza que podría matar a millones. Pero de ahí surge otra preocupación. Administrar el Relenza y el Tamiflu a gran escala podría volver a una de las fuerzas más poderosas de la naturaleza en nuestra contra: la selección natural. Si muchos individuos comienzan a consumir estos medicamentos la cepa rápidamente se adaptará volviéndola inmune. Las reservas de antivirales y la capacidad global de producir vacunas es de los temas más graves. Según cálculos de la Universidad de Londres la actual producción de vacunas rinde para proveer a menos del 10% de la población global. Solo nueve países cuentan con una producción interna para dar abasto a su población, Estados Unidos no es uno de ellos (ver video del documental Pandemic Vaccines de la BBC). Si surge una pandemia es prácticamente seguro que surgirá una mutación resistente a nuestros tratamientos. La influenza A(H1N1) es un aviso. Nuestro planeta está experimentando los flujos migratorios más grandes de su historia. Si una pandemia surge puede propagarse a cada rincón del planeta en semanas. Y no es solo la influenza, la variedad de patógenos que pueden llevar acabo aquél salto entre especies es enorme. Las tecnologías de monitoreo y prevención existen pero deben fortalecerse y coordinarse.

Reconstruyendo un bosque tropical: el proyecto Samboja Lestari

Ante la crisis ambiental la posibilidad de reconstruir un ecosistema resulta un sueño casi utópico. En Borneo un empresario y altruista llamado Willie Smits logró restaurar un bosque tropical tras 20 años de investigación y arduo trabajo. Lo que más me resaltó de su proyecto fue la vinculación entre la sustentabilidad ambiental y el desarrollo humano; ligando la actividad económica de las comunidades locales con la explotación regulada de sus recursos. Los alcances del proyecto han sido enormes, desde la restauración de precipitaciones hasta la reaparición de especies que habían abandonado la zona. El video cuenta con subtítulos en español.



lunes, 9 de noviembre de 2009

Portugal: una esperanza en la insensatez de la prohibición


Este artículo es un complemento al titulado ¿Y si legalizásemos las drogas? publicado el 21 de octubre pasado en este blog.

La guerra contra el narcotráfico es un fracaso comprobado. Pero los dogmas y la falta de claridad han priorizado el belicismo sobre la sensatez, varios países como Afganistán y México viven una guerra contra el narco, en toda la plenitud del término. Los costos exceden holgadamente los beneficios, el consumo se ha mantenido mientras que el versátil mercado ha encontrado formas de adaptarse y beneficiarse de la prohibición. Además esta errada política global trae consigo legislaciones de cero tolerancia, en la que ciudadanos comunes que consumen pueden convertirse en criminales por cargos de posesión. Así no se distingue del adicto o del consumidor recreacional del sicario. Las legislaciones más rígidas contra el consumo no traen consigo resultados en la materia, no disminuye la demanda ni disuade a los que vayan a drogarse por primera vez. Desde 2001 Portugal despenalizó la posesión y el consumo de estupefacientes y los resultados han sido asombrosos. Desde ese año en la nación lusa se permitió la posesión y consumo de cualquier droga, incluyendo la cocaína y la heroína. Las críticas no se hicieron esperar, facciones conservadoras y progresistas del sistema político portugués se pronunciaron en contra de la nueva ley argumentado que el país se volvería una meca de narcoturismo. Vecinos de la Unión Europea como Inglaterra predecían un futuro nada alentador para la medida, diciendo que el consumo al interior del país crecería exponencialmente. Un estudio independiente publicado a principios de 2009 por The Cato Institute una consultoría norteamericana, ha demostrado que los pronósticos catastrofistas estaban muy equivocados. El consumo, tras ocho años de tolerancia, no aumentó y Portugal mantiene uno de los índices más bajos de la región. El narcoturismo no se disparó y la cantidad de narcotraficantes convictos disminuyó notoriamente. Aunque se haya despenalizado el consumo y la posesión esto no implica que las drogas sean legales en Portugal, simplemente se cambió el enfoque de la lucha contra de las drogas de uno bélico a uno de salud pública. Una serie de comisiones gubernamentales se encargan de los adictos arrestados e intentan persuadirlos de someterse a programas de rehabilitación. Estos órganos pueden imponer multas y horas de servicio comunitario pero no encarcelar individuos ni abrirles expedientes criminales. El argumento de las autoridades lusas que destaca por su lucidez es que los adictos pueden sentirse persuadidos a buscar tratamiento al saber que no van a ser procesados. Remover la posibilidad de ser tachados como criminales aumenta las probabilidades de que los adictos entren a tratamientos y las autoridades pueden saber quiénes son, que adicciones sufren y el verdadero peligro que representan para la sociedad y sus comunidades –eso depende de la droga, alguien que fuma mota no cometerá actos violentos para conseguirla a diferencia del crack o la metanfetamina-. El número de adictos ha aumentado en el país europeo, en 1999 había 6 mil para 2008 24 mil. Esta cifra no refleja un aumento en el consumo, sólo saca de la secrecía a miles de adictos que bajo los esquemas de la prohibición son delincuentes. Ha habido un aumento en el consumo, pero muy mínimo, por ejemplo entre 2001 y 2007 la cantidad de portugueses que admitieron haber probado la heroína aumentó de 1 a 1.1%. Con otras drogas como la mariguana el consumo ha caído, posicionando a Portugal entre los países con índices más bajos de consumo en la UE. Y la demanda de los estupefacientes más dañinos ha decaído entre los sectores más jóvenes del país. Los drogadictos –sobretodo heroinómanos- previo a la despenalización representaban el 56% de los casos de VIH-SIDA en Portugal, ahora sólo representan el 20%. Portugal demuestra que descriminalización regulada correctamente surte mejores resultados que la guerra contra el narcotráfico. Además demuestra lo errado de este enfoque, el problema de las drogas le concierne más a los sistemas de salud que a los ejércitos y las policías del planeta. Por ahora los lusos son una esperanza en la insensatez del status quo de la prohibición.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Bronson: la violencia como un arte


Este mundo es gobernado por la violencia. Pero creo que es mejor no decirlo. – Bob Dylan

Esta frase de Dylan no es esperanzadora ni tampoco reveladora, es fría y ante todo realista. Parece que la condición humana no existiría sin la violencia: no hay generación que no haya conocido alguna forma de conflicto en nuestra existencia y los ejemplos, tanto históricos como actuales, son demasiados como la enlistarnos en este texto. Además dicha tarea no nos permitiría hablar de la película Bronson, tema al que están dedicadas estas palabras. Esta realización está basada en Charlie Bronson el prisionero más peligroso de Reino Unido. Su nombre original era Michael Gordon Peterson pero cambió su nombre como lo haría cualquier actor o músico hoy en día. Y lo hizo por el mismo motivo que empuja a las personas a este cambio: es un nombre artístico y la disciplina de este artista es el espectáculo de la violencia. La historia comienza con el primer arresto de Bronson cuando robó 26 libras con 18 peniques de una oficina de correos de Little Sutton en 1974. El delito fue castigado con siete años de cárcel. Así conocemos a este personaje –en toda la plenitud del término- que es interpretado maravillosamente por Tom Hardy, cuya adaptación física es tan buena y profunda como la realizada por Charlize Theron en la película Monster o Robert De Niro en Los Intocables de Brian de Palma. Desde aquél arresto Bronson decide dedicar su vida a la violencia, madreándose a cuanto desafortunado se tope en prisión, desde otros presos hasta guardias. La película tiene una profunda influencia del clásico de Stanley Kubrick La naranja mecánica y las referencias están presentes en todo momento. Primero está la naturaleza del personaje que, al igual que Alex el protagonista de La naranja mecánica, enfrenta la fuerza del Estado con una violencia anárquica y apolítica. El soundtrack también te lleva por inercia al trabajo de Kubrick, la música clásica –alternándose con grupos ingleses como New Order, Pet Shop Boys y techno británico- está presente en todo momento en la película. La estética es otro factor que emparenta a esta realización con La Naranja, las prisiones y los hospitales psiquiátricos tienen aquella decadencia futurista inundada por una luz blanca, deslumbrante y fría que recuerda en varios momentos a las andanzas de Alex y su pandilla de desquiciados. La película no persigue explicar el trasfondo psicológico del protagonista, más bien hace énfasis en su arte, varias secuencias sacan a Bronson pintado como un mimo ante un teatro lleno haciendo un performance para sus espectadores y explicando su pasión por su arte. Pero ahora valdría la pena hacer una pausa para volver al Bronson real, a aquél que ha pasado la mayoría de sus 35 años de cárcel en aislamiento. Sus crímenes son caracterizados por los excesos y la excentricidad, adjetivos que en algún momento definieron la obra de muchos artistas (Warhol, Dalí por mencionar dos). En un incidente en un hospital psiquiátrico causó daños por 750,000 libras en 1984, lo que le ganó fama al convertirlo en el “prisionero más caro de Inglaterra”. En 1994 tomo a dos guardias de una prisión como rehenes y demandó para soltarlos un helicóptero, una muñeca inflable y una taza de té. Bronson es una gran película, con un humor tan oscuro como el peor clima británico, con una actuación de Tom Hardy que oscila entre lo encantador, lo terrorífico y lo demente. Es la historia de un monumento de carne y hueso a la anarquía cuya violencia es más un talento que una patología. La fotografía es excelente al igual que la actuación del protagonista, la realización es agresiva e inteligente, en resumen es una gran película. Si los poderes fácticos de la distribución cinematográfica no traen esta peli a las salas mexicanas les cuento con mucho gusto –y sin ningún sentimiento de culpa- que la pueden bajar de torrentz en excelente calidad.



jueves, 5 de noviembre de 2009

Pobreza y cambio climático


El cambio climático es relativo. Y esto es porque en cada meridiano se vivirá de forma distinta, en regiones del planeta que se quedarán secas azotadas por profundas sequías o inundadas por precipitaciones excesivas e incesantes. Cada nación y cada ciudad vivirán su propio cambio climático. Y en este relativismo los más grandes perdedores serán los países más pobres. De acuerdo a un estudio del Banco Mundial los embates del calentamiento global le costarán cuatro puntos porcentuales de crecimiento anual a África y cinco a India. Esto resulta injusto ya que los más pobres del planeta son los que menos presión ejercen sobre el medio ambiente y su “huella ecológica” es mucho menor que sus contrapartes en los países desarrollados. En 2005 las emisiones de bióxido de carbono y gases de efecto invernadero se dividieron entre los países ricos y las potencias emergentes en 45 y 50 por ciento respectivamente. La injusticia debería traducirse en compensaciones (económicas y de inversión) pero eso resulta muy difícil sobre todo por la cuantificación. Es muy difícil medir los desastres generados por el cambio climático asilándolos de otros factores pero un indicador que resulta pertinente, aunque imperfecto, es la cantidad de seres humanos afectados por desastres naturales en las últimas décadas. Entre 1981 y 1985 500 millones de personas requirieron de ayuda por desastres naturales, entre 2001 y 2005 esa cantidad había aumentado a mil millones quinientas mil. De acuerdo a cálculos publicados por The Economist unas 150 mil personas mueren al año por fenómenos relacionados al cambio climático, principalmente hambrunas relacionadas al autoconsumo agrícola y el acceso a agua potable. Sin embargo son fenómenos relacionados, no causas directas. La pobreza viene acompañada de la vulnerabilidad. Inmoviliza al espíritu más errante, esclaviza al menos libre y, como si esto fuese poco, pone en riesgo la vida misma. Y los pobres son los más vulnerables al cambio climático. Sus hogares son menos estables, están expuestos a enfermedades, habitan zonas carentes de infraestructura básica y no tienen un acceso adecuado a los sistemas de salud. Por esto los desastres naturales los lastiman más. Y las cifras respaldan este argumento. Cuando el huracán Mitch golpeó Honduras en 1998 la fracción más acaudalada perdió el 3 por ciento de su patrimonio, los más pobres entre el 15 y el 20. Pero las inundaciones son sólo una de las amenazas que se aproximan. Según se calienta el planeta la “línea de la malaria” (los trópicos y la altitud en la que el mosquito transmisor encuentra condiciones para su reproducción) se está desplazando hacia el hemisferio norte del planeta, muchas ciudades se construyeron por encima de aquella línea. Se estima que las muertes por Malaria aumentaran en 90 millones en África por este desplazamiento. Las muertes por enfermedades gastrointestinales aumentarán aproximadamente 5% en el continente africano a causa del cambio climático. Si las temperaturas continúan aumentando el 60% de la población global sufrirá de dengue (otra enfermedad de insectos y de latitudes) en algún momento de su vida para el 2070. Diez de las quince metrópolis más grandes de las naciones en desarrollo se encuentran en zonas costeras de baja altura, lo que las vuelve candidatas seguras a inundaciones producto de la pérdida de glaciares. Toda Bangladesh se encuentra por debajo del nivel del mar, tiene una concentración poblacional excesiva y se ha vuelto escenario de inundaciones constantes. Los Países Bajos, cuyo nombre explica por sí solo su problemática, invierten $100 dólares por habitante al año en medidas preventivas para inundaciones; el habitante promedio de Bangladesh genera menos de $400 dólares al año. El derretimiento de glaciares afectará el ciclo del agua del planeta y limitará aún más la accesibilidad de los pobres a ella. Para 2025 es posible que perdamos anualmente el grueso de la producción agrícola de India y Estados Unidos combinados por escasez de agua, es el equivalente al 30% de toda la producción de granos; lo que llevará a una escasez de alimentos más severa sobre todo para los más desposeídos del planeta. En cuanto a las posibles soluciones del cambio climático existen dos escuelas de pensamiento: la de la mitigación y la de la adaptación. La primera prioriza las medidas que disminuyan los daños lo más posible, lo que de acuerdo al Banco Mundial podría costar entre $140 y $675 mil millones de dólares al año (para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados centígrados). La segunda apuesta por mitigar los daños vía la adaptación, lo que prioriza la construcción de infraestructura (urbana, hidráulica, de salud etcétera) y la afinación de sistemas para atender desastres; lo que costaría $75 mil millones de dólares el año. La lógica apela a apostar por ambas y esto se debe al relativismo del cambio climático anteriormente mencionado. Para los países ricos la crisis es cuestión de disminuir el grueso de las emisiones. Pero en nuestros trópicos va más allá, es una cuestión de justicia histórica. Los países ricos han producido hasta ahora dos terceras partes de los gases de efecto invernadero desde 1850 y ahora deben compensar al resto del planeta por ello. No es de sorprenderse entonces que China apela a la importancia de las emisiones per cápita por encima de los totales nacionales. Además como habitante de México algo me queda muy claro: el cambio climático es muy grave pero también lo es la pobreza. Debemos encontrar una forma de conciliar las visiones sobre este problema, que es el de mayor complejidad en la historia de nuestra especie y que representará un reto enorme para la cooperación global y la acción colectiva. Mucho estará en juego en la Cumbre de Copenhague y no debemos perder la ambición sobre los alcances que un potencial pacto global sobre el cambio climático podría tener.

martes, 3 de noviembre de 2009

Evitar un mundo con hambruna


La producción agrícola, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO), debe aumentar en un 70% para 2050. De no alcanzar esta meta será 370 millones de personas padecerán de hambruna para mediados de siglo. Sin embargo esto resulta un dilema, ya que implica aumentar la extensión de tierra cultivable lo que implica la pérdida de selvas y bosques (captadores clave de CO2). Esta problemática se desarrolla en el artículo Hacia mediados de siglo, publicado el 19 de octubre pasado en este blog. Será necesario invertir al año $83 mil millones de dólares, más de la mitad de lo que se invierte actualmente. Estas inversiones se verán afectadas por el cambio climático, que llevará a fluctuaciones en el sector agrícola por inundaciones causadas por precipitaciones excesivas o sequías prolongadas, fenómenos relacionados al calentamiento global. Según proyecciones Asia perderá el 21% de su producción de alimentos por estas problemáticas. Los créditos aquí podrían ser clave para facilitar el acceso a granjeros pequeños a agua potable, sistemas de irrigación y fertilizantes. Pero como veremos más adelante podríamos aumentar la producción con agroindustria a gran escala y sin talar más árboles.

*La imagen que acompaña este artículo es la del monumento dedicado a la Gran Hambruna que sufrió Irlanda entre 1845 y 1852.