Este mundo es gobernado por la violencia. Pero creo que es mejor no decirlo. – Bob Dylan
Esta frase de Dylan no es esperanzadora ni tampoco reveladora, es fría y ante todo realista. Parece que la condición humana no existiría sin la violencia: no hay generación que no haya conocido alguna forma de conflicto en nuestra existencia y los ejemplos, tanto históricos como actuales, son demasiados como la enlistarnos en este texto. Además dicha tarea no nos permitiría hablar de la película Bronson, tema al que están dedicadas estas palabras. Esta realización está basada en Charlie Bronson el prisionero más peligroso de Reino Unido. Su nombre original era Michael Gordon Peterson pero cambió su nombre como lo haría cualquier actor o músico hoy en día. Y lo hizo por el mismo motivo que empuja a las personas a este cambio: es un nombre artístico y la disciplina de este artista es el espectáculo de la violencia. La historia comienza con el primer arresto de Bronson cuando robó 26 libras con 18 peniques de una oficina de correos de Little Sutton en 1974. El delito fue castigado con siete años de cárcel. Así conocemos a este personaje –en toda la plenitud del término- que es interpretado maravillosamente por Tom Hardy, cuya adaptación física es tan buena y profunda como la realizada por Charlize Theron en la película Monster o Robert De Niro en Los Intocables de Brian de Palma. Desde aquél arresto Bronson decide dedicar su vida a la violencia, madreándose a cuanto desafortunado se tope en prisión, desde otros presos hasta guardias. La película tiene una profunda influencia del clásico de Stanley Kubrick La naranja mecánica y las referencias están presentes en todo momento. Primero está la naturaleza del personaje que, al igual que Alex el protagonista de La naranja mecánica, enfrenta la fuerza del Estado con una violencia anárquica y apolítica. El soundtrack también te lleva por inercia al trabajo de Kubrick, la música clásica –alternándose con grupos ingleses como New Order, Pet Shop Boys y techno británico- está presente en todo momento en la película. La estética es otro factor que emparenta a esta realización con La Naranja, las prisiones y los hospitales psiquiátricos tienen aquella decadencia futurista inundada por una luz blanca, deslumbrante y fría que recuerda en varios momentos a las andanzas de Alex y su pandilla de desquiciados. La película no persigue explicar el trasfondo psicológico del protagonista, más bien hace énfasis en su arte, varias secuencias sacan a Bronson pintado como un mimo ante un teatro lleno haciendo un performance para sus espectadores y explicando su pasión por su arte. Pero ahora valdría la pena hacer una pausa para volver al Bronson real, a aquél que ha pasado la mayoría de sus 35 años de cárcel en aislamiento. Sus crímenes son caracterizados por los excesos y la excentricidad, adjetivos que en algún momento definieron la obra de muchos artistas (Warhol, Dalí por mencionar dos). En un incidente en un hospital psiquiátrico causó daños por 750,000 libras en 1984, lo que le ganó fama al convertirlo en el “prisionero más caro de Inglaterra”. En 1994 tomo a dos guardias de una prisión como rehenes y demandó para soltarlos un helicóptero, una muñeca inflable y una taza de té. Bronson es una gran película, con un humor tan oscuro como el peor clima británico, con una actuación de Tom Hardy que oscila entre lo encantador, lo terrorífico y lo demente. Es la historia de un monumento de carne y hueso a la anarquía cuya violencia es más un talento que una patología. La fotografía es excelente al igual que la actuación del protagonista, la realización es agresiva e inteligente, en resumen es una gran película. Si los poderes fácticos de la distribución cinematográfica no traen esta peli a las salas mexicanas les cuento con mucho gusto –y sin ningún sentimiento de culpa- que la pueden bajar de torrentz en excelente calidad.
sábado, 7 de noviembre de 2009
Bronson: la violencia como un arte
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