lunes, 12 de octubre de 2009

Dinero, por árboles


En diciembre las naciones del planeta se encontrarán en Copenhague. La capital danesa será el escenario para alcanzar una solución a lo que Scott Barrett, economista de la Universidad de Columbia en Nueva York, ha llamado “el problema colectivo más grande de la historia”: el cambio climático. La complejidad de alcanzar un consenso que reemplace al Protocolo de Kioto es enorme ya que enfrenta –en un nivel muy superfluo- dos posturas enfrentadas; la del primer mundo para disminuir su parte mayoritaria de emisiones y el derecho de las naciones más pobres del planeta a alcanzar una vida digna, con un acceso al consumo que sólo sus contrapartes han conocido. Pero más allá de este complejo y sinuoso escenario es necesario analizar las propuestas específicas, aquellas que ayudarán a los ecosistemas a nivel local, ámbito en el que sustentabilidad debe materializarse. En la ciudad Alemana de Bonn se ha estado tratando de afinar un sistema llamado Reduced Emissions from Deforestation and Degradation (REDD) cuyo objetivo es unificar una acción global para que los países con árboles y bosques tropicales los conserven enfriando la temperatura del planeta por medio de incentivos. La idea es integrar el REDD al Clean Development Mechanism (CDM) un sistema que obligaría a los grandes países emisores a pagar dinero a naciones pobres para que conserven sus árboles –los bosques tropicales se encuentran en los trópicos, en los países pobres del planeta-. Con esto se espera que los bosques se integren a la economía global por los servicios ambientales que proveen, como capturar bióxido de carbono. El sistema operaría como un fondo global a manos de Naciones Unidas, con bonos sobre cada tonelada de CO2 capturada. Algo positivo es que ya existe una fundamentación para instaurar este sistema, en 2008 las inversiones verdes para mantener bosques tropicales representó $705 millones de dólares. Sin embargo éstas fueron de carácter altruista y voluntario. El dinero del REDD ayudaría a que diferentes grupos autóctonos puedan diversificar su actividad económica para que no acaben con los recursos naturales de los lugares donde habitan. El problema va a ser afinar un sistema que lleve los recursos a donde deben llegar, que traspase las barreras de burocracia y corrupción que permean a las naciones más pobres donde aún se encuentran los pulmones de la tierra. REDD será propuesto en la cumbre de Copenhague en menos de dos meses y puede ser el sistema que detenga la deforestación de los bosques tropicales en Brasil, Borneo, Guyana, México etc. Esperemos que la medida esté a la altura de “el problema colectivo más grande de la historia”.

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