martes, 1 de diciembre de 2009

Un lago de fuego del que no hay salida


Hace unos días escribí un pequeño artículo titulado México y el aborto, el cual me dejó con una deuda personal que ahora pienso saldar. En estos tiempos de libertad las divisiones ideológicas se han propagado de una forma imparable, generando aquellas “guerras de culturas” en las que distintos bandos defienden sus ideales ante diferentes problemáticas. El modelo económico, las libertades civiles, los derechos de las minorías… estos sólo son unos ejemplos de aquella interminable lista de temas que nos dividen y nos seguirán dividiendo. El aborto es una de las encarnaciones más lacerantes de estas divisiones y por ello es un abismo ideológico que resulta imposible cruzar, dónde el entendimiento entre las partes está condenado y simplemente no se vislumbra ninguna forma de reconciliación. Y eso me lleva a Lake of Fire, un documental realizado por Anthony Kaye (el director de American History X). Con 15 años detrás de su realización el director británico explora el tema del aborto en Estados Unidos. Lo que resulta impactante de este logro del género es que encara a ambos lados con sus argumentos y contradicciones. El documental abre con un aborto gráfico. Kaye lo filma todo en blanco y negro, lo que resulta un filtro que distancia a la audiencia de la crudeza de las imágenes. Según lo veía (y siendo una persona a favor de la elección de las mujeres) me estrujaba ver como el médico sacaba un brazo, luego una pierna y finalmente medio rostro. Algo había muerto, humano o no. El documental demanda esta reflexión constante, no cuenta con narración alguna en sus más de dos horas y media de duración, por ello hay que fijarse en cada imagen que el director dejó ahí tras el proceso de edición. Las secuencias gráficas de abortos están ahí para encararnos a los que estamos a favor con aquello que enfurece a los conservadores, pero ellos también son desmenuzados en esta realización. De ahí Kaye explora opiniones de ambos bandos hasta llegar al extremo de los conservadores cristianos gringos, que llegan a asesinar a doctores en nombre de Dios (cualquier similitud con los perpetradores del 11 de Septiembre parece mera coincidencia). Lake of fire es épica y, como el tema que explora, llega a resultar contradictoria y confusa. Ambos lados crean sus símbolos para promover y dar forma a sus causas. Las afirmaciones más sensatas de Noam Chomsky chocan con lo dicho por los predicadores cristianos, las imágenes de logro de los activistas proaborto deben enfrentarse a una mujer que tras abortar se quiebra en llanto. En 1964 Gerri Santoro murió en un motel tras un intento de aborto fallido. Su fotografía (enseñada en el documental) se volvió en el ícono de la causa liberal en EEUU, una mujer inocente asesinada por la intolerancia y aquella enfermiza idea de que nuestras instituciones pueden imponerse sobre la voluntad humana. Pero la misma idea podría aplicarse a aquél feto. Lake of fire es un ejercicio de reflexión único, que le escapa a la comodidad de los campos ideológicos y nos encara con nuestra complicada condición como seres inteligentes. Y más allá del desgaste emocional y las dudas que implanta demuestra una cosa: el enfrentamiento entorno al aborto es un lago de fuego del cual no encontraremos escapatoria.

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