jueves, 3 de diciembre de 2009

El potencial de la marginalidad urbana del siglo XXI


Favela, villa, barrio bravo, slum… los barrios marginales son una cara vital de las metrópolis del tercer mundo. Y su masividad definen aquél protagonismo que ejercen en la vida diaria de nuestras ciudades. En el 2000 Valle de Chalco Solidaridad un barrio marginal en la Ciudad de México contaba con una población de 323 mil 461 habitantes; en Brasil la favela de Rocinha ocupa un área de 865 mil metros cuadrados y es la más grande se Sudamérica. El tamaño de estos lugares es parte de un fenómeno que el primer mundo vivió en su revolución industrial y que nosotros estamos experimentando en pleno siglo XXI. De acuerdo a la ONU la urbanización definirá esta era para los que habitamos en estos meridianos del desarrollo. En los próximos 20 años la población urbana de Asia y África crecerá en mil millones setecientas mil personas. Existe una correlación comprobada entre el crecimiento económico y el de la urbanización. Pero en nuestro caso también representa exclusión y riesgo para la sustentabilidad de nuestras metrópolis. Las Naciones Unidas han creado el término slum household para definir los hogares en ciudades que no cuentan con agua corriente para consumo y salubridad, están fabricadas de materiales poco durables y tenencia indefinida. La migración a las ciudades es un fenómeno inevitable que mejora la vida a las personas pobres del sector rural. El 2008 fue un año clave en este sentido ya que fue cuando más del 50% de la población global vivía en núcleos urbanos, la mayoría por debajo de los 25 años de edad. Entre el 2000 y el 2030 la población urbana de América Latina crecerá de 394 a 609 millones. Más allá de las problemáticas debemos encontrar la oportunidad en la dificultad. De acuerdo al economista peruano Hernando de Soto, experto en el tema de la economía informal en el tercer mundo, los individuos en estado de exclusión urbana cuentan con capitales que mejoran y modernizan constantemente. En México el ILD (el think tank de de Soto) estima que la economía informal en México, incluyendo propiedades ilegales urbanas, asciende a $315 mil millones de dólares, siete veces el valor de Pemex. Los pobres urbanos mejoran sus propiedades con el pasar de sus años aumentando su valor. Pero siendo ilegales no pueden acceder a los servicios financieros como los créditos lo que les podría permitir generar más capital a partir de sus bienes existentes. Los barrios marginales están ahí y no se irán, por lo que debemos enfocarnos en sus oportunidades de crecimiento más allá de sus dificultades. Para el periodista Robert Neuwirth, que pasó dos años de su vida viviendo en barrios marginales de diferentes ciudades del mundo para escribir su libro Shadow Cities, estos lugares son centros de innovación tecnológica, social y política. Su plática en ted.com no cuenta con subtítulos pero resulta valiosa y lúcida para adentrarse más en el tema del potencial de las áreas marginadas urbanas del planeta:



No hay comentarios:

Publicar un comentario