viernes, 18 de diciembre de 2009

La muerte de Beltrán Leyva


La muerte de Arturo Beltrán Leyva es un logro por los siguientes motivos: demuestra que la Marina y el Ejército mexicano están accediendo a mejores sistemas de inteligencia, lo que permitió la localización del entonces “jefe de jefes” del Cártel de Sinaloa. La labor de la Unidad de Inteligencia Naval (UIN) fue vital para el operativo en el que Leyva murió. También demuestra que, aunque aún en una etapa embrionaria, las fuerzas del Estado están adquiriendo mayor capacidad de coerción para enfrentar a las grandes mafias mexicanas. Y esto en definitiva no es sencillo. Uno de los tráficos que resulta más preocupante para nuestro país es uno que va de Estados Unidos a México y que no se ha posicionado como el de los estupefacientes: el de armas. 90 por ciento de las armas decomisadas al narco provienen de Estados Unidos. Según el Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano ingresan 2,000 armas de contrabando provenientes de EEUU a nuestro país. Con base a lo declarado por este comité entonces llevan ingresadas un millón 460 mil armas a nuestro país entre el 2006 y el 2008. Los narcos llevan fusiles para atravesar blindaje, lanzacohetes antitanque y ametralladoras antiaéreas. Su capacidad económica es enorme, según estimaciones de la DEA los narcos mexicanos generan aproximadamente $13.8 mil millones de dólares al año. Una AK47 se puede conseguir en la frontera por $600 dólares y una AR-15 por mil. El mercado libre de armamento norteamericano no ha ignorado esto y ya existen 12 mil 706 tiendas a lo largo de la línea fronteriza donde se pueden adquirir armas sin ningún monitoreo. Según el Ejército mexicano, 30 0 40 personas de cada cártel (el del Golfo, Sinaloa, Tijuana, la Familia Michoacana y Juárez) se dedican exclusivamente a contactar fuentes de armamento y operadores para traficarlas. En el enfrentamiento con Leyva y sus sicarios los narcotraficantes utilizaron granadas en varias ocasiones (una de ellas mató a un marino), lo que demuestra la gravedad del tema del armamento en esta guerra. Tomó cinco horas terminar el enfrentamiento. Pero al igual que los logros también hay fracasos. Aunque Beltrán Leyva muera y posiblemente esto afecte profundamente la capacidad operativa y el poder del Cártel de Sinaloa el problema no desaparece. Este no es el primer capo que cae, dos ejemplos pasados son Osiel Cárdenas –apresado- y García Abrego – que fue asesinado en operación en un hospital de DF-. Cuando un capo cae los cárteles experimentan enfrentamientos profundamente violentos hasta definir nuevas líneas de mando. Ahora esto ocurrirá al interior del Cártel de Sinaloa. Y se formarán nuevos liderazgos. Comprendo perfectamente que por ahora el Ejército mexicano es la única institución capaz de encarar a este monstruo y es necesario reformar nuestros cuerpos policíacos para volverlos más eficaces, que cuenten con una capacidad coercitiva viable y servicios de inteligencia que les permitan atestar golpes certeros a las mafias. Pero también valdría la pena ver más allá y ser mucho más ambiciosos en nuestras aspiraciones como país. Ocho mil mexicanos han muerto desde el comienzo de esta guerra cuyo sustento es la anacrónica y fracasada prohibición de las drogas. La coerción a nivel mundial ha fallado en lo que se ha atestiguado la versatilidad de los cárteles y su capacidad de adaptación. Aplaudo a la Marina y al Ejército, sin lugar a duda es un gran logro. Pero ha llegado la hora de preguntarnos si realmente el costo de esas ocho mil vidas ha traído beneficios que las justifiquen.

Para ampliar el muy necesitado debate:
Portugal: una esperanza en la insensatez de la prohibición
¿Y si legalizásemos las drogas?

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