En artículo reciente Newsweek publicó un alarmante panorama para las nuevas clases medias en los países en desarrollo en especial las focalizadas en China, Rusia e India. De acuerdo al semanario estadounidense este nuevo sector, hasta ahora históricamente desconocido, podría ser una amenaza a los valores e instituciones occidentales por su priorización del progreso económico por encima de las libertades políticas. Esto resulta muy debatible. En los últimos 15 años las clases medias han crecido a pasos agigantados, convirtiéndose en el grupo mayoritario de sus respectivas naciones. Según un estimado de The Economist publicado a principios del 2009, 60% de los habitantes de las naciones en desarrollo alcanzaron el estatus de ingresos medios. El economista hindú Surjit Bhalla sacó un cálculo similar por aquellas fechas de un 57%. Estas clases medias, por su número y complejidad, no pueden caer en criterios homogéneos que las clasifiquen como amenazantes a la democracia liberal y a las libertades de la economía de mercado. Para mencionar el caso más sonado, China a principios de los años ochenta tenía a dos terceras partes de su población viviendo en condiciones de pobreza extrema (lo que son aproximadamente 600 millones de personas). Hoy esta cifra se ha reducido a 180 millones. Los más de 400 millones de chinos que han salido de la pobreza se han unido a una nueva clase media (Banco Mundial, 2007). Newsweek hace especial énfasis en el gigante asiático y en Rusia para argumentar que estas nuevas clases medias apoyan al modelo autoritario del Partido Comunista y a la autocracia de Vladimir Putin. Esto es comprensible, en el modelo de economía de mercado muchas libertades están condicionadas al nivel de ingreso por lo que si un régimen alcanza un crecimiento económico robusto y sostenido es muy comprensible que un pueblo que ha sufrido el lastre de la pobreza lo apruebe. Pero esto no da un panorama completo, con el crecimiento económico el apoyo a los regímenes no democráticos aumenta pero también lo ha hecho la oposición. El arresto de Gari Kaspárov en Rusia en 2007 por encabezar una protesta disidente y el énfasis del Partido Comunista Chino por aumentar el control sobre internet son prueba de ello. El desarrollo económico empodera a los individuos, dándole acceso a tecnologías y herramientas que la exclusión y la pobreza les niega. Además las generaciones que han sufrido la exclusión no se encuentran en condiciones para mejorar sus libertades políticas, el desarrollo sentará las bases para cambiar aquella situación. El artículo también peca de falta de autocrítica. Tras el 11 de septiembre las potencias occidentales tomaron una serie de medidas de seguridad que atentaban contra los principios democráticos a escala global. Las detenciones arbitrarias, los tribunales militares de Guantánamo y la ampliación del monitoreo gubernamental en el Reino Unido son un ejemplo. Estas medidas no pudieron implementarse sin el consentimiento de las clases medias de los países desarrollados que ante las amenazas terroristas nos mostraron una perturbadora faceta autoritaria. A esta crítica se suma la pluralidad de las naciones que caen en la categoría de “en desarrollo”: Brasil, India, Sudáfrica, China, Rusia, México etc. El gigante carioca es una democracia plural y compleja -como lo es India o México- y la dictadura institucionalizada del Partido Comunista Chino dista mucho del modelo autoritario que recae en los hombros de Vladimir Putin. Las clases medias de las naciones en desarrollo por ahora están impulsando la salida de una las peores crisis económicas patrocinadas por los patrones de consumo irresponsables de los países ricos. A esto se suma que su complejidad y pluralidad actual proyecta un futuro aún muy incierto que no las condena necesariamente al autoritarismo y al nacionalismo más recalcitrante. Pero esto viene de un semanario que a los 20 años de la caída del Muro de Berlín afirmó, con un fundamento también muy débil, que 1979 fue un año más importante que 1989. Newsweek se está perdiendo en su visión unidimensional de un mundo complejo, plural e incierto.
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