La lucha entorno a los matrimonios gays y la posibilidad de adopción en la Ciudad de México ha desatado un enfrentamiento a escala nacional. La Procuraduría General de la República (PGR), aburrida de perseguir a Los Zetas y a los demás cárteles de traficantes, ha presentado una controversia constitucional ante la Suprema Corte. Los gobernadores de Jalisco, Guanajuato, Morelos, Sonora y Tlaxcala (todos panistas) se unieron a la Procuraduría y, atropellando la soberanía de nuestra ciudad proveniente del pacto federal, presentaron sus diversas controversias. Lo que se está enfrentando aquí son dos visiones de entender los derechos civiles de los ciudadanos mexicanos y sus alcances. La concepción de la familia de la derecha (monolítica, heterosexual y católica) choca totalmente con la idea liberal de los derechos de los homosexuales, pero eso no justifica la calidad del debate. Los argumentos de ambos bandos han brillado por la ausencia de fundamentos científicos. Esto no debe sorprendernos de nuestra clase política. La derecha se escuda en el intangible “trauma” que sufrirán los hijos de las parejas homosexuales, mientras que la izquierda se laurea con la vacía etiqueta de ser “progresista” ¿Qué le ocurre realmente a los hijos adoptados por parejas del mismo sexo? ¿Cómo se desarrollan sus vidas? Para nuestra suerte el vecino del norte tiene experiencia en el tema y eso en este momento puede darnos respuestas importantes. La cuestión reside en elevar el debate del plano ideológico y de la laicidad del Estado para responder que es lo que realmente le ocurre a los niños en esta situación. En Estados Unidos los primeros estudios estadísticos del tema comenzaron de forma muy incipiente en la década de los setenta. Cuatro décadas después la cantidad de información recopilada ha crecido. Primero, y para alivio del clero y los panistas, no todas las parejas homosexuales de EEUU han optado históricamente por adoptar. Actualmente 1 de cada 5 parejas homosexuales de hombres están criando hijos y 1 de cada 3 de mujeres. Esta tendencia ocurre en un país mucho más acaudalado que el nuestro y, tomando en cuenta la demanda económica que requiere criar hijos, no podemos esperar que varíe mucho en México. Segundo una profesora de la Universidad de Clark Abbie E. Goldberg estudió una muestra de hijos de parejas homosexuales de más de 100 investigaciones académicas (cada una con entre 30 y 150 niños y niñas estudiados). Los resultados resultan reveladores. De acuerdo a la profesora Goldberg los hijos de parejas homosexuales no muestran una tendencia mayor a padecimientos psiquiátricos que sus pares de hogares heterosexuales. En su desempeño escolar no tienen problemas de socialización como teorizan varios defensores de los dogmas conservadores. Tanto de hogares de mujeres como de hombres, no se detectó confusión sexual alguna de los hijos al entrar a la edad adulta. Cincuenta y dos por ciento de las hijas de las parejas de lesbianas demuestran una clara tendencia a aspirar por profesiones de hombres como abogados o doctores, a diferencia del 21% proveniente de hogares heterosexuales. El 95% de los niños de hogares tradicionales y homosexuales optan por trabajos tradicionalmente atribuidos a su género. En la adultez demuestran una tendencia a involucrarse más en actividades laborales socialmente responsables y tienen más amistades homosexuales. Estos son los datos estadísticos recabados hasta el momento en la materia. Los hijos de las parejas homosexuales no son socialmente aislados o afectados de alguna forma por su ambiente familiar. Todo lo demás que se argumente son ideas sin sustento alguno y que están condicionadas por el dogmatismo. Los homosexuales deben tener el derecho de adoptar. Simple y llanamente no hay pruebas científicas en contra.
Me gustó el artículo y te quiero pedir autorización para publicar tu nota en mi blog con la debida referencia...
ResponderEliminarhttp://mesterdejoteria.blogspot.com
Antonio úsalo, te agradezco mucho la atención de preguntar.
ResponderEliminarLa TdlC