La Ciudad de México es enorme. Es una caótica mancha urbana que parece no tener fin. Su dimensión es tal que ha rebasado la jurisdicción de distintos gobiernos, sus respectivos programas de políticas públicas y el alcance de sus marcos jurídicos. Esto se debe a que esta megalópolis es mucho más que sus dieciséis delegaciones, es además 58 municipios del Estado de México y uno de Hidalgo. En este océano de asfalto 23 millones de seres humanos conviven día con día, dándole vida a una de las ciudades más vibrantes y dinámicas del mundo. Pero este dinamismo vertiginoso la vuelve más compleja, y a veces conflictiva. La Zona Metropolitana funge como un masivo microcosmos de nuestro peor problema como nación: la disparidad y la pobreza. Salir a las calles es toparse con contrastes que se enfrentan en cada esquina y cada avenida leviatánica: los indigentes comparten las aceras con los profesionistas, los vehículos de lujo se pelean el carril con las carcachas más destartaladas. Las consecuencias de esta convivencia son varias, dotan a nuestra ciudad de una riqueza de identidades enorme pero a su vez trae consigo una inseguridad rapante basada en una infame injusticia. De acuerdo a la Secretaria de Desarrollo Social del Distrito Federal entre el 50 y el 54% de la población de la ciudad (las 16 delegaciones; con una población aproximada a los 9 millones de habitantes) vive en alguna condición de pobreza. En el informe Estado de las Ciudades del Mundo 2010/2011: Reducir la Brecha Urbana del programa ONU-HABITAT la Ciudad de México se encuentra entre las más dispares del mundo, mostrando un Índice Gini (la medida de desigualdad más ampliamente utilizada) de 0.52. Esto ubica a nuestra capital como una de inequidad “muy alta” a estándares globales y compartiendo el puesto con ciudades como Nairobi, en Kenya, Addis Abeba, en Etiopía y Maseru, en Lesotho. Sin embargo esta no es la única cifra que pone en tela de juicio a nuestra dispar y excluyente metrópoli. En el reporte Índice de Desarrollo Humano Municipal en México el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) contrastó el IDH (expectativa de vida al nacer, alfabetización, matrícula en educación básica y capacidad de consumo) de toda la Zona Metropolitana; una de las metodologías para cuantificar y comparar los niveles de desarrollo más utilizadas a nivel global. Los resultados son tan sorprendentes como preocupantes. La Delegación Benito Juárez del Distrito Federal, con un Índice de Desarrollo Humano de 0.9168, se posiciona entre los lugares 21 y 22 mundial, similar a Italia (IDH 0.9200) e Israel (IDH 0.9080). En contraste, la demarcación con el nivel de desarrollo más carente es el municipio de Villa del Carbón en el Estado de México, con un IDH de 0.7280, que lo ubica entre los lugares 101 y 102, similar a los Territorios Palestinos (IDH 0.7260). Juntar niveles de desarrollo de Italia con los de Palestina traerá consigo grandes problemas sociales. El Producto Interno Bruto (PIB) per cápita es otra medida útil. La Delegación Benito Juárez tuvo un PIB per cápita de $32,244 dólares anuales en 2004 con el cual superaba a países como Dinamarca ($30 mil 940 dólares), Suiza ($30 mil 010 dólares) y Japón ($26 mil 940 dólares). Miguel Hidalgo ($22 mil 014 dólares) y Coyoacán ($21 mil 622 dólares) eran comparables con países ricos como Singapur ($24,040 dólares), Nueva Zelanda ($21 mil 740 dólares) y España ($21, mil 460 dólares). Los municipios conurbados de Chiconcuac, Ozumba y Tepetlixpa cuentan con un PIB per cápita anual de $ 2 mil 180, $3 mil 719 y $3 mil 779 dólares respectivamente, esto los ubica con niveles de ingreso similares a los de Indonesia ($3 mil 230 dólares), Nicaragua ($2 mil 470 dólares) y Ghana ($2 mil 130 dólares). Esta medida puede ser engañosa. No quiere decir que todo habitante de la Miguel Hidalgo camine por la calle con más de $22 mil dólares en el bolsillo, pero da una idea general de las colisiones sociales y niveles de disparidad que cohabitan es nuestra capital. El GDF ha llevado una política social record en el país, destinando 40 mil millones de pesos en programas de apoyo educativo, apoyo a adultos mayores y seguro de desempleo. Sin embargo estos programas de asistencia no han bastado. Catorce delegaciones bajaron su IDH de acuerdo al estudio del PNUD anteriormente citado en 2008. Milpa Alta, la delegación menos desarrollada, cayó 343 posiciones. Magdalena Contreras, Iztapalapa y Xochimilco se desplomaron 100. Esto demuestra que los programas sociales, justos y necesarios en todo nivel de gobierno, no alcanzan. Necesitamos un crecimiento económico pujante y sostenible. Mientras tanto nuestra infinita ciudad seguirá siendo un reflejo de un país dispar e injusto.
Más inequidad y metrópoli en La Tragedia:
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Por un DF más humano
domingo, 1 de agosto de 2010
Una capital infinita y muy desigual
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