¿En dónde debe recaer la sustentabilidad? La pregunta es difícil y pertinente, y podría replantearse: ¿en qué nicho de la basta actividad económica deben redoblarse los esfuerzos para respetar los límites geofísicos de nuestro planeta, conservando la biodiversidad y la biomasa sin sacrificar el desarrollo y aumentando la productividad? El escenario se complica aún más cuando tomamos en cuenta que la población global crecerá a 9 mil millones hacia mediados de siglo (ver artículo). El actual paradigma de desarrollo no rendirá para acomodar a esos 3 mil millones más; desde 1999 la humanidad explota a la biosfera en un 120% por encima de su capacidad de regeneración (Scientific American, 2001). Entonces la pregunta planteada a comienzos de este artículo se convierte en menester. El vicepresidente del World Wildlife Fund (WWF) Jason Clay presentó una lúcida respuesta en las Ted Talks realizadas el verano pasado en Oxford. De acuerdo a Clay la sustentabilidad debe ser una condición precompetitiva del mercado, en la que las grandes empresas globales ofrezcan bienes sustentables excluyendo la posibilidad –hasta ahora predominante- del consumo responsable individual. El vicepresidente del WWF se basa en la dificultad de delegar la sustentabilidad a los casi siete mil millones de personas que habitan el planeta. Por simples números es más sencillo trabajar con las empresas globales cuya huella ecológica es más profunda. Así, tras extensos estudios, esta organización ambientalista ha focalizado 15 commodities que representan el mayor riesgo para 35 zonas prioritarias para el funcionamiento de los ecosistemas del planeta (como el bosque tropical del Amazonas o el de Borneo) por su contaminación de agua, erosión de suelos, aumento de emisiones y deforestación. De estos commodities (soya, carne de res, café, aceite de palma etc.) 70% de su comercio depende de entre 300 y 500 empresas. De ahí veinticinco por ciento de ese total depende de 100. Si estas corporaciones integran prácticas sustentables a la cadena de producción de estos productos podría salvaguardarse la conservación de estas 35 zonas prioritarias. Esto se debe a que las empresas encargadas de la comercialización de estos commodities pueden promover la sustentabilidad entre los 1.5 miles de millones de productores de manera más eficaz que los consumidores. Con esta información WWF ha logrado en 18 meses establecer grupos de trabajo para integrar la sustentabilidad de cuarenta de estas empresas en sus respectivas cadenas de producción. En otros 18 meses esperan conseguir a otras cuarenta. Todo este trabajo también se enfoca en aumentar la productividad en vísperas de nuestro futuro más poblado, alcanzando un balance entre la necesidad del desarrollo y la conservación de los sistemas que sostienen la vida en el planeta. Por ejemplo, es necesario aumentar la producción agrícola en un 70% para mediados de siglo (ver artículo) sin disparar la deforestación. La sustentabilidad será una larga y sinuosa ruta. Pero lo expuesto por Jason Clay ayuda a acotar la masividad del problema y nos acerca a valiosas repuestas.
La tan citada ponencia:
jueves, 26 de agosto de 2010
La sinuosa ruta hacia la sustentabilidad
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