Sigo estacionado en esta serie de artículos que exploran la complejidad de nuestra bastísima capital, explorando sus leviatánicos pendientes que son producto de habitar una de las metrópolis más pobladas y dinámicas del planeta. En las publicaciones anteriores exploramos dos problemas fundamentales del Distrito Federal y la Zona Metropolitana: la lacerante y grave disparidad junto a la pauperización del paisaje urbano y la calidad de vida producto del monopolio del automóvil sobre la movilización de nuestra ciudad. Ahora nos concierne otro problema de inmensas implicaciones, el manejo del agua. La Ciudad de México es una metrópoli muy sedienta. La demanda del vital líquido excede los 350 litros por habitante al día en el DF y 250 litros en la Zona Metropolitana. Este nivel de consumo a estándares globales es sumamente alto, considerando el requerimiento de países desarrollados donde la demanda diaria es de 170 litros per cápita. La fuente de abasto principal es el subsuelo que cubre el 71% de la demanda capitalina. El acuífero está sobreexplotado en un 30% por arriba de su capacidad de recuperación. Mientras tanto cubrir la demanda restante tiene un profundo impacto en el consumo energético nacional. El sistema de bombeo que transporta agua del Cutzamala a la Ciudad de México consume una cantidad diaria de electricidad equiparable al que utiliza Monterrey. La mayoría de esta energía proviene de quemar carbón, una de las principales causales para el aumento de las emisiones de efecto invernadero (por unidad el carbón genera más CO2 que el petróleo y el gas). Este desperdicio masivo de energía afecta a la inversión y eleva el costo del metro cúbico de agua a 12 pesos. Sin embrago este alto costo es distorsionado por un sistema de cobranza pública distorsionante cuya demagogia no considera la importancia de este líquido para la sustentabilidad urbana al largo plazo. Una cuarta parte de los consumidores no tienen medidores en sus hogares y establecimientos, lo que nos guía a un estado gravísimo de negación sobre el consumo real de toda la Zona Metropolitana. Recientemente los Asambleistas del Distrito Federal cambiaron las tarifas de agua con base a tres clasificaciones de consumo doméstico: un millón 300 mil usuarios de rango popular o bajo, 220 mil medio y 223 mil de consumo alto. Este sistema, que opta por la colectivización de las tarifas por encima de la cobranza individual, trae consigo enormes problemas. Muchos hogares de consumo bajo se encuentran en zonas de consumo alto y aún así pagan tarifas diametralmente opuestas a su demanda real. Lo mismo ocurre a la inversa, con consumidores altos que terminan pagando tarifas de demanda bajas. Pero las tarifas son sólo un flanco más para atender el problema del abasto de agua en nuestra ciudad. Urge también instalar una infraestructura moderna y operante para capturar agua de lluvia cuya precipitación anual promedio es de entre 600 y 1500 milímetros. Esto puede lograrse con sistemas domésticos y con una red de drenaje pluvial. Además es necesario instalar plantas de tratamiento para posibilitar la reutilización del agua y actualizar el sistema existente para disminuir inundaciones, pérdida por fugas y fallas en el suministro. Se estima que más del 30% del consumo total se desperdicia en fugas. Cuatrocientas mil personas en la Delegación Iztapalapa no tienen acceso a agua por parte del gobierno, lo que los lleva a cubrir la escasez con proveedores privados. Estas medidas deben disminuir la dependencia que tiene nuestra ciudad por agua proveniente de estados vecinos. Las tarifas deben individualizarse con base al consumo para responsabilizar a los usuarios, los slogans y las campañas publicitarias no bastan para disminuir el desmedido consumo. El problema del agua en nuestra sedienta capital debe atenderse. Sino el futuro de esta gran ciudad al mediano y largo plazo se vislumbra muy sombrío.
Una capital desigual y muy distante
miércoles, 11 de agosto de 2010
Nuestra sedienta capital
Etiquetas:
acceso al agua,
Ciudad de México,
DF,
disidencia,
distrito federal,
medio ambiente,
sustentabilidad,
urbanismo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario