Para buena parte de la comunidad científica nos encontramos en la era del antropoceno, el momento en la historia en la que la especie humana es el factor determinante del destino de nuestro planeta y cada uno de sus ecosistemas. Por ahora el reto más grande de esta etapa de protagonismo humano es el cambio climático, generado por nuestro sistema económico y nuestra tendencia histórica a apropiar los nichos ambientales para nuestro sustento y desarrollo. Pero a pesar de que este sea el primer cambio climático global generado por nosotros la historia de la humanidad, y la de su linaje los homínidos, ha sido marcada por los cambio abruptos en el clima del planeta. El homo erectus, nuestro ancestro más inmediato, habitó el planeta por un millón y medio de años. El homo sapiens (nosotros) lleva aproximadamente 200 mil. La evolución humana ha sido moldeada por estos rompimientos repentinos, por lo que comprender sus alcances y la adaptabilidad de nuestros ancestros más duraderos podría darnos importantes respuestas sobre cómo encarar el actual calentamiento global. Los encargados del Programa del Origen del Hombre del Museo Smithsonian han externado esta preocupación y se encuentran trazando este correlación entre evolución del hombre y el clima en la tierra. Se sabe que hace 70 mil años una erupción masiva en Sumatra causó una serie de fenómenos climáticos (sequías, lluvias torrenciales) que redujeron nuestros números a entre 600 y 10 mil parejas con capacidad reproductiva. La geología de la mano de la biología evolutiva y la antropología han demostrado que estos cambios afectaron principalmente a África, Asia y Europa, las zonas colonizaron nuestros ancestros tras salir del continente primigenio. El Australopithecus afarensis (conocida bajo el mote de Lucy, uno de nuestros ancestros más lejanos) habitó los bosques de Etiopía hace 3.3 millones de años. Los cambios climáticos repentinos (que fluctuaron entre bosque y sabana) llevaron a la especie de Lucy a la extinción hace unos 900 mil años. A esta evidencia se suma que los registros geológicos demuestran que nuestra especie abandonó África hace unos dos millones y medio de años debido a una sequía masiva que forzó las migraciones hacia Asia y Europa. Una vez en Europa este estrecho vínculo entre nuestra evolución y el clima se hizo presente en la morfología de los neandertales. Éstos desarrollaron, como adaptación al frío, orificios nasales más pronunciados y sistemas respiratorios más robustos. El cambio climático no es algo nuevo para nuestra especie, ha sido un factor clave en nuestra adaptación y nuestra historia evolutiva. Muchas de las condiciones han cambiado profundamente, pero conocer estas historias nos ayudarán a comprender cómo, en condiciones de mayor vulnerabilidad, nos adaptamos y nos desarrollamos a los cambios climáticos que ya sobrevivimos. Sólo nos queda esperar que el homo sapiens pueda superar al erectus y consagrarse como el homínido que más tiempo habitó este planeta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario