El bloqueo sobre Gaza buscaba llevar a su gobierno democráticamente electo al punto del quebranto. Esto no ocurrió. Para 2003 el PIB per cápita de Gaza era de $1,500 dólares, el mismo que de Mozambique y por debajo de Ruanda. Para ese momento un tercio de todo el empleo de su población se desarrollaba en Israel. Para 2007, año de la instauración del nefasto bloqueo, la pobreza extrema aumentó en un 80%. Esto creó un caldo de cultivo para un régimen autoritario y dogmático. Tras el bloqueo las cúpulas dirigentes de Hamas se abocaron a la tarea de instaurar una economía informal fundamentada en el contrabando subterráneo entre Gaza y Egipto. En 2005 Estados Unidos auspició un programa de exportaciones entre Gaza, Cisjordania (aún bajo el mando de la OLP) y Egipto, vía el acceso de Rafah. El convenio nunca se aplicó y Gaza sacaba sólo el 8% de las exportaciones pactadas. La economía de resistencia (como la llama Hamas) ha suplido esa carencia con creces. Esto ha detonado un auge en el sector de la construcción, varios productos básicos de consumo están más baratos en Gaza que en Cisjordania. Todo este comercio, subterráneo en todos los sentidos, es controlado por Hamas. El bloqueo le ha permitido a este movimiento islámico dotarse de una enorme legitimidad y le ha permitido su principal fuente de abastecimiento financiero. Se estima que este contrabando de esta masiva economía informal (otra similitud con el caso cubano) le otorga a Hamas $500 mil millones de dólares al año. La amenaza israelí ha fortalecido el autoritarismo en Gaza. La pena de muerte se ha reinstaurado y los movimientos disidentes a Hamas son perseguidos sistemáticamente. La negación al libre tráfico de los factores de producción –incluyendo el empleo- ha creado las condiciones más propicias para la instauración de un modelo autoritario y teocrático en este reducido territorio. La cerrazón, al igual que en la ya mencionada isla del Caribe, debilita a la disidencia y condena sus posibilidades de crecimiento. Israel con su bloqueo ha fortalecido a Hamas y ha dificultado aún más la posibilidad de la instauración de un estado soberano para los palestinos. Y para agravar más la situación ha puesto en mayor peligro su existencia en una región que le es hostil y que es una de las más inestables del mundo. La implicación de sus acciones va mucho más allá de sus fronteras, debilita a las ramas más moderadas del islam en la región, fortalece a sus enemigos como Irán y Hezbollah en Líbano y condena a buena parte de las mujeres musulmanas a mayor exclusión social, política y económica. El bloqueo sobre Gaza debe acabarse. El incidente de la flotilla fue sólo una implicación de sus bastas y muy nefastas consecuencias.
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