Decir que estos hombres pagaron sus chelines para ver a 22 hombres patear una pelota es lo mismo que decir que un violín es sólo madera y tripas de gato o que Hamlet es sólo papel y tinta (JB Priestly, The Good Companions, 1928). Ayer algo catártico ocurrió. Por un día los mexicanos, divididos por lacerantes y muy reales desigualdades, comulgamos en una misma dirección. La gente salió a las calles y logró lo que la PFP y las Fuerzas Armadas no habían logrado, quitarle las plazas a los narcos y reclamar el espacio público que nos pertenece por derecho propio. Por ello la frase de Prestley, novelista y dramaturgo británico, no podría ser más cierta. El fútbol no resolverá la abrumante cantidad de problemas que encaramos como nación. Pero ayer demostró que su fuerza es tan súbita y tan masiva que por unas horas recuperamos nuestro país y nos recordó del potencial que existe entre nuestra población más allá de lo deportivo. Y para cualquiera que no entienda aquella grandeza tampoco podrá comprender que Hamlet es mucho más que papel y tinta.
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